lunes, 11 de octubre de 2010

¿Jugamos al Striptwister?


Los botellines de cerveza vacíos ocupan gran parte de la encimera de la cocina, de la mesa, incluso del suelo… Bailamos al ritmo de un disco de The Ventures, mientras la niebla que se eleva en honor a San Canuto nos envuelve.
A alguien se le ocurre que juguemos al striptwister, todos aceptamos riéndonos, sin saber como se juega exactamente. Julián nos explica un poco las reglas que se va inventando sobre la marcha.
Camisas, faldas, pantalones, tops…toda la ropa queda amontonada en unos pocos minutos en un rincón, nos quedamos en ropa interior y comenzamos a esparcir por nuestros cuerpos aceite, quedando brillantes y resbaladizos como pececitos.
- Venga quien empieza
- Yo misma – siempre he sido muy decidida
Como inventor del juego, Julián se encarga se hacer girar la rueda :
- mano derecha al rojo cinco
- espera, ¿será al rojo?¿de dónde te sacas lo de cinco?
- Ha salido en el dado
- ¿qué dado?¿en el Twister no hay dado?
- Si claro y tampoco hace falta jugar medio en pelotas y untada de aceite.
Tras esa lógica aplastante, opto por callarme y colocar la mano donde me indica.
- Carlos, pie derecho al cuatro azul
- Bea mano izquierda al dos amarillo
- Rober mano derecha al uno verde….
Unas cuantas tiradas más tardes me encuentro con la mano derecha en el rojo cinco, la izquierda en el cinco azul, el pie derecho en el tres rojo y por supuesto el izquierdo en el tres azul, la ya incontenible erección de Carlos choca directamente contra el hilo de mi tanga.
Miro de reojo a Julián, debería haberlo imaginado, el muy cabrón está cumpliendo su fantasía. Podría pasar del juego e irme, pero me gusta verle mirar mientras el miembro de su amigo se aprieta cada vez más a mi aceitado trasero.
Me acomodo un poco moviendo las caderas, puedo sentir el calor a través de la tela que nos separa, la risa de Bea me distrae, tiene el pie de Rober tan cerca que si estirase el dedo gordo podría retirar la tela de sus bragas de La Perla, la muy zorra, seguro que sólo ha aceptado jugar para darnos envidia.
Julián ha decidido unirse al juego y cosas del azar, su cabeza dos queda frente a mi cara.
Cuando me contó su fantasía hace unos días, me negué rotundamente, no pensaba hacérmelo con nadie delante de él, sólo por darle gusto, pero ahora estaba deseando que Carlos se resbalase y se acercase aún más. No resultaría tan extraño, entre el aceite y el sudor que se había ido escurriendo de nuestros cuerpos el tablero estaba bastante resbaladizo.
- Ayyyyyy, que me caigo!!!!!!
La que se resbala por tanta risa es Bea, al intentar evitar la caida, me golpea, quedando su mano marcada sobre mi blanca piel. Escucho varios suspiros, joder estoy rodeada de pervertidos, tanta película porno deja ver ahora sus efectos.
Julián, que es el único que tiene las dos manos libres se inclina por encima mío, y me da un suave masaje para borrar la marca, le tengo tan cerca, que puedo rozarle con la nariz. El silencio se ha apoderado de la sala, puedo sentir como todos están pendientes de sus manos.
- aquí también lo tiene un poco rojo – es la contenida voz de Carlos
No escucho ninguna respuesta, pero en unos segundos siento un dedo que retira el hilillo que me cubre y comienza a deslizarse arriba y abajo.
Bea ya no se ríe, recoge su ropa en silencio y se va, puedo oír sus tacones atravesando el pasillo hacia la puerta de salida.
Espero que Rober se vaya detrás de ella, pero sólo le dice a Julián que gire de nuevo la ruleta
- continuamos entonces…-
- terminemos la partida – mi voz suena clara y decidida, nunca dejo nada a medias.