ENSUEÑO

Sueña, vida mía, sueña,
y no despiertes todavía,
que mientras sueñas,todo es posible.

Ama, mi vida, ama,
que solo amando, te acercas a la perfección,
que en el amor sublime, no hay sufrimiento.

Cree, vida mía, cree,
cree que está contigo,
porque si él te acompaña, todo es divino.

Sonríe, mi vida, sonríe,
sonríe mientras le besas,
porque sus besos son esencia misma, del universo.

Ahora despierta amando,
cree en él sonriendo,
y besa esa foto suya, que te llevó al ensueño.

PARQUE DE LA FUENTE DEL BERRO

En un parque de mi juventud,
contemplo hoy el pasado,
el entorno sigue siendo el mismo,
solo yo he cambiado.

Recuerdo esas tardes doradas de amor,
en las que compartía esperanza y sueños,
con aquellos príncipes tan mundanos,
donde un beso valía tanto.
-Promesas volátiles, perfumados años,
de ingenua adolescencia-

Eran tiempos de despreocupación,
cada día era una aventura,
y amor sinónimo de alegría,
de libertad y de viajes a cualquier lugar,
donde el goce era extremo,
viviendo al límite cada abrazo.

Días añorados y dulces,
que percibo aún tras cada arbusto.
La estatua de Bécquer me contempla,
entre el estanque y allí sigo soñando,
entre exuberantes flores.


Hoy todavía me pierdo entre sentimientos,
y naufrago luchando contra mis tormentas,
anhelando un amor imposible,
que convirtiese mi tempestad en calma,
haciéndome así, un poco mejor.

BOCETO

Después de aquél mágico día,
en el que mis deseos desbordaste,
contemplo con tristeza,
que nada ha cambiado.

Tú que tan dulce me acariciaste,
ofreciéndome tu brazo,
mientras la penumbra nos hacía cómplices,
hoy de nuevo te hayas ausente.

¿Por qué diste tanto por tan poco?
¿Acaso tan poco valgo?
Te has perdido entre tus libros.

Tal vez tan solo fui un boceto,
de tu última obra,
ahora desechado y roto,
en cualquier papelera.

Pero ahora, la que voy a desaparecer soy yo,
porque no supiste leer entre líneas,
y mi tinta al fin se ha secado,
al igual que mis esperanzas en ti.

ROMANCE ENTRE LA BAHIA Y EL MAR

Bahía, bahía, apaga tu luz,
que el mar es hermoso,
y no necesita de artificios.

Bahía, bahía, acalla tus latidos,
que el mar ronronea,
en dulce vaivén,
de sal y de olas.

Bahía, bahía, vacía tus lugares,
que el mar solo en soledad,
puede desvelar,
el secreto de la Eternidad.

Y ahora, bahía, bahiíta,
entre la oscuridad, el silencio y la soledad,
escucha a la inmortalidad.

-Un infinito en tus manos,
cargadas de sal-