miércoles, 6 de julio de 2011

ESPERANZA EN LO COTIDIANO




Hoy es un día común, de diario,
la gente corre, apresurada,
sin mirar a nadie,
siguiendo un camino,
de antemano trazado.

Vidas anónimas,
que no reparan en el otro,
que pasan de largo,
ante el necesitado.

En el metro juntos viajamos,
y aunque nos toquemos,
no nos hablamos.
-Nos ignoramos-

Ante tanta prisa,
gelidez e individualidad,
noto una mirada,
que se posa en mis ojos,
tímidamente, suavemente,
pero que desprende,
un vivo candor.

Levanto la vista,
y no veo a nadie en concreto,
pero siento ese poso de ternura,
que me hace sentirme menos sola,
ante la inmensidad del mundo.

Esa mirada huidiza,
se ha escurrido en el tiempo,
como la arena de un reloj,
que no se detiene.

Pero queda un rastro de esperanza,
en el rostro de cada ser humano,
con el que compartimos,
el viaje de nuestra vida.