Carlos sintió una presencia, se dió la vuelta, pero no había nadie.
Una sombra se proyectaba en la pared y no era la suya.
Notó un cálido aliento en su oído, acompañado de un susurro ininteligible.
Miró atrás de nuevo, pero seguía mortalmente solo.
Comenzó a asustarse de verdad, cuando el susurro tomó forma.
-"Ven conmigo, ven"- escuchó.
Presa del pánico,salió corriendo, en su precipitación cruzó la calle sin mirar.
Abrió los ojos,
ahora ya no era una sombra quien lo acompañaba, sino una forma bien tangible.