martes, 24 de abril de 2012

LOS MARES DE LA VIDA




El amor puede ser como la lluvia,
irrumpir en tu vida con fuerza,
o ir calando poco a poco.
Muchas veces te sorprende,
sin ninguna protección,
donde poder resguardarte, de su ímpetu.

Así  me encuentro hoy, desprevenida sin refugio,
sin ningún lugar, donde poder protegerme.
A la intemperie se haya hoy mi corazón enamorado.

Quise apartarte de mi mente, pero no pude,
cada vez que te veo, la fuerza de mis sentimientos me sorprende,
tú haces vibrar todo mi ser,
y me siento indefensa, ante un fuego que avivas, con cada mirada.

Ardo en deseos de abrazarte, de acunarte,
quiero acariciar un cuerpo hecho para el amor,
de embarcarme contigo en la aventura del descubrimiento mutuo,
deseo surcar contigo los mares de la vida,
arriarme fuerte a tu vela, para conocer aguas más plácidas,
que destierren mis tormentas,
y me lleven a tierras más firmes.

Quizás algún día lejano seamos libres de amarnos,
sin escollos, ni aristas punzantes.
Un remanso de paz,
una dulce travesía que nos acune,
llevándonos hacia regiones etéreas,
donde el espíritu se manifieste,
con el roce de unos labios enamorados.