domingo, 9 de octubre de 2011

ALGUNAS DEFINICIONES CÍNICAS

(AMBROSE GWINET BIERCE (1842-1914)


Adivinación: Arte de desentrañar lo oculto. Hay tantas clases de adivinación como variedades fructíferas del pelma florido y del bobo precoz.

Anormal: Que no responde a la norma. En cuestiones de pensamiento y conducta ser independiente es ser anormal y ser anormal es ser detestado. En consecuencia, el autor aconseja parecerse más al Hombre Medio que a uno mismo. Quien lo consiga obtendrá la paz, la perspectiva de la muerte y la esperanza del Infierno.

Aborígenes: Seres de escaso mérito que entorpecen el suelo de un país recién descubierto. Pronto dejan de entorpecer; entonces, fertilizan.

Educación: Lo que revela al sabio y esconde al necio su falta de comprensión.

Erudición: Polvillo que cae de un libro a un cráneo vacío.

Gárgola: Desagüe saledizo en los tejados de los edificios medievales, que por lo común tiene la forma de una grotesca caricatura de un enemigo personal del arquitecto o del propietario. Esto ocurría sobre todo en las iglesias y edificios eclesiásticos, cuyas gárgolas ofrecían una verdadera "galería de delincuentes" formada por los herejes y disidentes locales. A veces, al entrar en funciones un nuevo deán y un nuevo capítulo, las viejas gárgolas eran reemplazadas por otras, más estrechamente relacionadas con los resentimientos privados de los nuevos titulares.

Hipócrita: El que profesando virtudes que no respeta se asegura la ventaja de parecer lo que desprecia.

Hombre: Animal tan sumergido en la extática contemplación de lo que cree ser, que olvida lo que indudablemente debería ser. Su principal ocupación es el exterminio de otros animales y de su propia especie que, a pesar de eso, se multiplica con tanta rapidez que ha infestado todo el mundo habitable.

Humildad: Paciencia inusitada para planear una venganza que valga la pena.

Intención: Conciencia del predominio que un grupo de influencias ejerce en nuestro espíritu sobre otro grupo de influencias. Efecto cuya causa es la inminencia, real o supuesta, de un acto involuntario.

Juventud: Período de lo Posible, cuando Arquímedes encuentra un punto de apoyo. Casandra tiene quien la escuche y siete ciudades compiten por el honor de mantener a un Homero viviente.

Libertino: El que ha corrido tras el placer con tanto ardor, que tuvo la desgracia de pasarlo de largo.

Lío: Salario de la coherencia.

Magnífico: Dotado de esplendor o grandeza superiores a los que el espectador está habituado; por ejemplo, las orejas de un asno para un conejo, o la gloria de una luciérnaga para un simple gusano.

Mente: Misteriosa forma de la materia segregada por el cerebro. Su principal actividad parece consistir en el esfuerzo por determinar su propia naturaleza, tentativa que parece fútil, puesto que la mente, para conocerse, no dispone de otra cosa que sí misma.

Noviembre: Decimoprimer duodécimo del tedio.

Olímpico: Relativo a una montaña de Tesalia, antaño habitada por los dioses, y ahora depósito de diarios amarillos, botellas de cerveza y destripadas latas de sardinas que atestiguan la presencia del turista y de su apetito.

Palacio: Residencia bella y costosa, particularmente la de un gran funcionario. La residencia de un alto dignatario de la Iglesia se llama palacio; la del fundador de su religión se llamaba pajar o pesebre. El progreso existe.

Placer: La forma menos detestable del tedio.

Reloj: Máquina de gran valor moral para el hombre, que mitiga su preocupación por el futuro al recordarle cuánto tiempo le queda.

Ruido: Olor nauseabundo en el oído. Música no domesticada. Principal producto y testimonio probatorio de la civilización.

Suficiente: Todo lo que hay en el mundo, siempre que a usted le guste.

Triquinosis: Réplica del cerdo a la porcofagia.

Una vez: Suficiente.

Virtudes: Ciertas abstenciones.