sábado, 23 de abril de 2011

A MI PRÍNCIPE




En el silencio nocturno reina la paz,
solo puedo oír la respiración acompasada,
de mi dulce ángel, de mi amor con mayúsculas.
Él es mi razón de vida, todo mi existir,
una prolongación de mí misma.

En sus ojos puros de niño,
se refleja el universo entero.
Es la fuerza de la naturaleza,
que me ancla a este mundo con fuerza,
y que me obliga a renunciar a mi mundo,
en favor del suyo.

Es su sangre la que me calienta,
la que me llama y me liga a él,
con un amor ilimitado.
En su abrazo siento que mi corazón rebosa de ternura,
y de agradecimiento, por tenerlo cerca,
que mi vida no tiene sentido,
si él no está conmigo.

Por el he renunciado, quizás a otro amor,
y a mi propia libertad individual,
pero él me colma de verdad,
aunque a veces el deseo de individualidad me ciega,
pero basta solo una sonrisa suya,
para tocar el cielo,
y fundirme con él,
en su inocencia.