sábado, 9 de octubre de 2010

The rose


Lo sé, estoy hipervaga, Ayesha incluso me ha amenazado con cambiar el nombre al blog si no me pongo a escribir ya mismo, para que me perdonéis os regalo una de mis canciones favoritas y prometo escribir por lo menos, por lo menos dos o tres relatos a la semana, lo que no prometo es que vayan a ser buenos, es decir lo de siempre vaya. Chupasangres, zombies violadores, asesinatos sin sentido, fábulas y sí, por supuesto no faltarán los eróticos festivos.


Hoja de otoño


Caminaba consciente de cada hoja que el otoño iba arrancando a su paso, miraba como emprendían el vuelo para caer frustradas unos metros más allá. El impulso era externo, caprichoso y volátil, por lo que las sencillas hojas estaban siempre destinadas a acabar pisoteadas, convertidas en detritus, mientras el viento se iba a arrastrar a otras, indiferente a lo que dejaba atrás.
Continuó sin salirse del camino, siempre siguiendo el mismo recorrido, le daba miedo perderse y morir sola en el bosque o aún peor, tener que explicar porque había sido tan tonta de no seguir la pista forestal.
Observó el reflejo del sol sobre el pico de la montaña, un poco más abajo vio a varios alpinistas, ella nunca se atrevería a escalar, continuamente le repetían lo torpe que era, aunque no recordaba haberse hecho nunca ni una simple torcedura.
Saludó a los ciclistas con los que se cruzaba todas las mañanas, no sabía sus nombres y si los viese sin los cascos seguramente no los reconocería, pero ya eran viejos conocidos.
- buenos días
- buenos días
Y continuarían su camino como todos los días.
Pero esa mañana algo se salió de lo habitual…
De pie en la ducha, inclinó el rostro hacia atrás dejando que el agua resbalase, llevándose con ella todas las dudas.
Con el codo golpeó el bote de gel que cayó derramando el contenido por no tener cerrada la tapa como ella pedía siempre que se hiciese. No se molestó en recogerlo, ¿para qué? el agua ya se había encargado de llevarse todo, dejando sólo un poco de espuma.
Oyó el ruido de la puerta de la calle, se secó con la toalla y rápidamente se vistió.
- hola ¿qué tal?
Nada, sólo el ruido de la televisión, se asomó al salón sonriendo, su marido ocupaba el sofá de tres plazas, ensimismado con el anunció de una nueva telenovela.
- me traes una cerveza, por favor
- si claro, voy a comprar, te bebiste la última anoche ¿recuerdas?
- vale
Sólo cogió una chaqueta y el bolso, de camino al supermercado subió al autobús que llevaba a la estación de tren, allí compró un billete para un lugar cualquiera.
Sentada cómodamente en su asiento, pensó en el ciclista, había sido una caída sin importancia, las hojas acumuladas por el viento habían amortiguado el golpe, al levantarse se las había sacudido sin más.
Sonrió, feliz por primera vez en mucho tiempo, asustada de lo que le esperaba al final del recorrido, pero ya no sería nunca más hoja de otoño.

martes, 5 de octubre de 2010

CAE EL TELON


Era ya un tiempo cercano al otoño, el cielo dejo de ser tornasolado, las nubes nublaban el sol.El gris de la tarde se adueñó de mi alma y comencé a tener frío.Nada conseguía templar mi corazón aterido,mis últimas ilusiones se las llevó el viento preotoñal.Del fuego de antaño solo quedan los rescoldos,brasas ya frías e inertes carentes de valor.Esta noche ya no estoy entre bambalinas y el duende del teatro,abandonado,dormita en un rincón,esperando un glorioso retorno,que no se si algún día llegará a producirse.Mientras,los días cada vez serán más oscuros,más fríos y no me iluminarán ni los focos ni el calor de los aplausos.

domingo, 3 de octubre de 2010

El regalo de la amistad


Era el día de San Valentín, ella nunca había recibido ningún regalo, nadie nunca le había hablado de amor. Cierto que no era demasiado bonita, más bien feucha, con los rasgos algo vulgares, pero el brillo de sus ojos, denotaba una gran inteligencia, pero claro, eso no era atractivo.
Tampoco ayudaba mucho su cuerpo regordete, ni ser la más lista de su clase.
Charo no aprobaba más que el recreo pero siempre estaba rodeada de chicos,eran más valiosos los pechos que las palabras.
En fin otro San Valentín solitario,pensó mientras iba de camino al instituto.Alli vio a su Sergio, tampoco era ninguna belleza pero sí era muy atractivo,con su cabello moreno ensortijado y esos ojos verdes que parecían esmeraldas.
Pasó por su lado, él ni la miró, como siempre tenía posada la mirada en Charo que iba llamando la atención con su corpiño de raso y su ramo de flores, seguro regalo de algún enamorado.
Penélope entró en el aula y se sentó,dejó la carpeta encima de la mesa y fue a colgar su abrigo en el perchero,cuando volvió entró la profesora y entonces al abrir su carpeta forrada de tíos buenos,le llamó la atención ver un sobre rosa con su nombre escrito en él.Le empezaron a temblar las manos y casi no se atrevía a abrirlo,cuando miró a su alrededor y comprobó que nadie la miraba ,lo abrió,una tarjeta con forma de corazón de un rojo pasión la sorprendió,halagandola a la vez.
Saboreó el momento acariciando la superficie de ese corazón misterioso y cuando la abrió vio unas letras de púrpurina ,que rezaban :"para la más bella flor del jardín ,cuya fragancia embriaga más que ninguna,aunque se empeñe en permanecer oculta y sólo florezca de noche "tú más ferviente admirador S".
Peni casi creyó levitar y sólo el sonido del timbre la sacó de su ensueño.Quien sería "s" sí fuese Sergio ...además por una vez a alguien le parecía la más hermosa ,eso la hizo reaccionar, el sentirse deseada y valorada.
Cuando llegó a su casa ,abrió el armario y comenzó a probarse la ropa de su hermana,que también tenía mucho éxito,decantándose al final por una camiseta negra algo ajustada y unos vaqueros con una pirata bordada en su muslo,al fin se decidía a ir al abordaje de su propia vida.Se soltó su larga melena negra y se maquilló por primera vez en su vida,dejando las gafas encima de la mesilla.
Volvió a mirar su tarjeta de amor para infundirse fuerzas y sin atreverse a mirarse por segunda vez,salió a la calle y cuando llegó a las clases de la tarde, vio las miradas de los chicos posados por primera vez en ella y le sonrió a Sergio, este se le acercó y la invitó a salir .
Todo cambió desde entonces ,aunque nunca llegó a saber que la tarjeta no se la escribió Sergio ni ningún chico, fue su mejor amiga que sabía que necesitaba esa confianza en sí misma,para florecer, porque a veces sólo los verdaderos amigos tienen esa virtud,son los que realmente conocen el tesoro oculto a los otros,pero saben que brilla demasiado para mantenerse escondido.