
Era ya un tiempo cercano al otoño, el cielo dejo de ser tornasolado, las nubes nublaban el sol.El gris de la tarde se adueñó de mi alma y comencé a tener frío.Nada conseguía templar mi corazón aterido,mis últimas ilusiones se las llevó el viento preotoñal.Del fuego de antaño solo quedan los rescoldos,brasas ya frías e inertes carentes de valor.Esta noche ya no estoy entre bambalinas y el duende del teatro,abandonado,dormita en un rincón,esperando un glorioso retorno,que no se si algún día llegará a producirse.Mientras,los días cada vez serán más oscuros,más fríos y no me iluminarán ni los focos ni el calor de los aplausos.
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