Bahía, bahía, apaga tu luz,
que el mar es hermoso,
y no necesita de artificios.
Bahía, bahía, acalla tus latidos,
que el mar ronronea,
en dulce vaivén,
de sal y de olas.
Bahía, bahía, vacía tus lugares,
que el mar solo en soledad,
puede desvelar,
el secreto de la Eternidad.
Y ahora, bahía, bahiíta,
entre la oscuridad, el silencio y la soledad,
escucha a la inmortalidad.
-Un infinito en tus manos,
cargadas de sal-
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