Era un tiempo cercano al invierno,
la noche era muy fría,
pero el fuego del hogar,
calentaba nuestros corazones.
La decoración navideña,
iluminaba la estancia,
dando a tu hermoso rostro,
toques rojizos y pasionales.
No hablábamos,
no decíamos nada,
pero nuestros ojos lo decían todo,
húmedos de la emoción.
Tu mano rozó la mía,
en un encuentro electrizante,
parecíamos ver una película,
pero solo notábamos, el calor del otro.
Fue solo un segundo,
pero contuvo toda una vida,
el instante mágico en el que tu brazo,
rodeó mi espalda.
Perdimos la noción de todo,
al apoyar mi cabeza en tu hombro.
Solo oíamos,el latir de dos corazones enamorados,
que sueñan ser solo uno.
Cuando sueño contigo,
aún tiemblo,
pero no de deseo,
sino de amor con mayúsculas.
Nunca un roce pudo provocar tanto placer,
ni una esperanza calentar tanto.
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