SEDUCCIÓN
I
Sabemos que no es un sueño,
ni una ensoñación,
ni un capricho pasajero.
Tampoco una atracción,
que eclipse los sentidos,
de una forma momentánea.
Es un sentimiento puro,
fuerte y duradero,
que enraizó con una mirada.
Un manar de agua clara,
una promesa de un futuro mejor.
Quisimos olvidarlo,
pero no pudimos,
es más fuerte el corazón que la razón.
y acaricia los sentidos,
transmitiendo su energía renovadora.
Brilla con luz propia,
eclipsando, todo lo que rodea,
dejando todo lo demás, en sombras.
Podemos vernos reflejados en nuestras pupilas, temblorosas,
pero a la vez radiantes.
-Tantas promesas de amor, implícitas en el aire-
II
Si acaso en miel te convirtieras,
yo te derretiría en mi boca,
cálida fusión de anhelos,
fundidos por fin, en un mismo deseo.
Sentir el dulzor de ti,
en mí,
-la pasión en nos-
Dulce placer azucarado,
orquídea roja de amor.
III
Tu sensibilidad me abruma,
impregna todo tu ser,
suave espíritu de otro mundo,
que en éste solo puede flotar.
Como una caricia,
pasas ante mí, me rozas,
puedo sentir tu calor.
Tu mirada lánguida me arrojas,
como dardo de cupido se me clava, y me agita,
pero la cadencia de tu voz me calma,
Y tu presencia me tranquiliza.
Tu amor me susurras,
y un suspiro callado, me diriges,
mientras tu mirada me suplica un beso,
un navegar de cuerpos líquidos,
entre un mar, de deseo contenido.
IV
Por ti me hice agua,
para que pudieras beberme,
cantarina y fresca,
quise colmar tú sed,
Y asimilarme en ti,
para convertirme después,
en perla de agua viva,
que transpire en tu cuerpo,
y lo adorne,
con el brillo nacarado y puro,
de mi amor.
I
Sabemos que no es un sueño,
ni una ensoñación,
ni un capricho pasajero.
Tampoco una atracción,
que eclipse los sentidos,
de una forma momentánea.
Es un sentimiento puro,
fuerte y duradero,
que enraizó con una mirada.
Un manar de agua clara,
una promesa de un futuro mejor.
Quisimos olvidarlo,
pero no pudimos,
es más fuerte el corazón que la razón.
y acaricia los sentidos,
transmitiendo su energía renovadora.
Brilla con luz propia,
eclipsando, todo lo que rodea,
dejando todo lo demás, en sombras.
Podemos vernos reflejados en nuestras pupilas, temblorosas,
pero a la vez radiantes.
-Tantas promesas de amor, implícitas en el aire-
II
Si acaso en miel te convirtieras,
yo te derretiría en mi boca,
cálida fusión de anhelos,
fundidos por fin, en un mismo deseo.
Sentir el dulzor de ti,
en mí,
-la pasión en nos-
Dulce placer azucarado,
orquídea roja de amor.
III
Tu sensibilidad me abruma,
impregna todo tu ser,
suave espíritu de otro mundo,
que en éste solo puede flotar.
Como una caricia,
pasas ante mí, me rozas,
puedo sentir tu calor.
Tu mirada lánguida me arrojas,
como dardo de cupido se me clava, y me agita,
pero la cadencia de tu voz me calma,
Y tu presencia me tranquiliza.
Tu amor me susurras,
y un suspiro callado, me diriges,
mientras tu mirada me suplica un beso,
un navegar de cuerpos líquidos,
entre un mar, de deseo contenido.
IV
Por ti me hice agua,
para que pudieras beberme,
cantarina y fresca,
quise colmar tú sed,
Y asimilarme en ti,
para convertirme después,
en perla de agua viva,
que transpire en tu cuerpo,
y lo adorne,
con el brillo nacarado y puro,
de mi amor.
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