Sonriente ante la gente,
perdida entre rostros sin nombre,
creo flotar en la llana espesura,
de tus locas ilusiones.
La mirada perdida,
solo ve duda y vacilación,
como barco sin rumbo navego,
entre la densa niebla de la divagación.
El alma quebrada,
la mente confusa
y el corazón destrozado,
llevan a juicio al desengaño.
Palabras acusadoras resuenan,
adioses perdidos en el tiempo,
retornan y dañan en la sala,
condena perpetua al amor.
Destierro al fin del alma,
corazón parecido al magma,
deseo permanentemente encerrado.
Ártica frialdad, llevó al fin,
a tu propia soledad.
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