viernes, 5 de agosto de 2011

YA MAÑANA AMANECERÁ


Era una noche de verano, Cris salió de su trabajo y se dirigió hacia la playa, todavía había luz y deseaba relajarse, después de un duro día.
Bajó a Cala Salada, siempre le había encantado ese sitio.
Era de arena fina y de agua transparente, además de ser una cala nudista.
No sentía vergüenza por mostrar su cuerpo, aunque era de formas generosas, no carecía de un atractivo exuberante.
Llegó a la orilla y vio con gusto que estaba sola, ya eran las nueve y media y las familias habían desaparecido. Solo se veían algunos bañistas a lo lejos.
Sacó la toalla de su bolso y se desprendió de su alienante traje de chaqueta
tan formal. Cuidadosamente guardó el tanga en un compartimento limpio, mientras el traje era relegado a un amasijo de mangas y perneras, que yacían encima de la toalla sin orden ni concierto.
Como mis sentimientos-pensó mientras miraba pensativa el horizonte cambiante, cada vez más rosado ante la inminente puesta de sol.
Avanzó decidida hacia la orilla, mientras sus enormes pechos se bamboleaban sugerentes a cada paso. Probó el agua, estaba fresca y notó un sensual cosquilleo cuando el agua empezó a inundar su cueva.
Empezó a nadar completamente relajada y perdió la noción del tiempo que pasó dentro del agua .Allí era feliz, fusionada con su vital elemento.
Tumbada en el agua, con sus cabellos flotando libres entre las olas, los brazos extendidos, como queriendo abrazar el cielo y los ojos que reflejaban unas estrellas tempranas, parecía una sirena mecida por el arrullo de Neptuno.
Cuando ya casi había oscurecido, Cris salió y vio con sorpresa que todas sus cosas habían desaparecido menos el tanga negro que portaba un rollito de papel y la toalla.
Extrañada, se secó y abrió el papel que decía "tu belleza no debe ocultarse a los ojos del que más te ama , solo sécate y luego búscame detrás de la tercera duna, a la altura de la palmera, cercana a la cueva del ámbar. Cuando llegues allí, deberás quitarte la toalla y cerrar los ojos"
Cris dudó, tenía miedo, pero quería recuperar sus cosas, sobre todo las llaves de su casa, ya que tampoco le seducía ir en toalla, a buscar una copia a casa de su hermana.
Se fue acercando al lugar casi a ciegas, ya había anochecido totalmente.
Llegó al lugar descrito y la belleza de la imagen la dejó sin palabras. Un enorme corazón de velas de colores la esperaba en la arena y la palmera había sido engalanada con cintas de raso rojo con dos iniciales C y J.
Cris y J, ¿será Javier? ojala pero él pasa de mi ya que ni me contesta a los sms.
Javier siempre está muy ocupado, seguro que no es él, pero ¿quién será?
El amor solo es correspondido en los libros de los cuentos.
Se quitó la ropa y sus pezones enhiestos parecían apuntar hacia la misteriosa cueva.
Su cuerpo blanco a la luz de la luna era aún más hermoso, destacaba un triángulo cuidadosamente recortado, que enmarcaba unas piernas fuertes y moldeadas.
Cerró los ojos mientras pensaba en la locura que estaba cometiendo, cuando una suave mano le vendó los ojos, después la cogió de la mano en silencio hacia un lugar desconocido, quiso gritar, pero notó unos labios generosos que la besaron, mientras una voz familiar, aterciopelada, le pedía que no hablara. Ella creyó notar un deje familiar, pero hablaba casi en susurros.
Llegaron a un lugar donde la temperatura era más agradable y notó que la tumbaban en un lecho natural.
Volvió a notar la humedad de un beso apasionado y ante el abandono del abrazo, se quitó por fin la venda de los ojos y vio a Javier sonriente que le decía:
-Al fin te has dado cuenta de que mi silencio solo era una máscara para protegerme,
te amo desde el primer día que te vi entrar en la oficina, no digas nada solo ámame sin preguntas ni promesas.

Ya mañana amanecerá...-

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