jueves, 15 de julio de 2010

Ojos verdes


La mujer siguió concentrada en su trabajo sin parecer ser consciente de los golpes en la puerta, cuando estos eran ya apremiantes lanzó un grito al aire invitando a entrar al que osaba interrumpir.
- ¿qué haces?
No recibió respuesta, Susana se quedo un momento sin saber que hacer, su amiga se debía haber vuelto loca, tenía varias bolsas de basura llenas de trocitos de tela a su alrededor. Mientras decidía si llamar a alguien observaba como tranquila y metódicamente Deni iba cortando en trocitos no mayores de un centímetro toda la ropa de su novio, ni los calcetines quedaron a salvo del trabajo de costura.
- ¿ha pasado algo? – la pregunto inquieta
- ¿Me ayudas a sacar la basura? – parecía muy serena, lo que era inquietante si se tenía en cuenta que Deni siempre estaba de los nervios.
Resignada, cogió una de las bolsas llena de confeti de tela de todos los colores, su amiga seguía sin decir nada mientras que bajaban en el ascensor.
Tiraron las bolsas al cubo de basura que había frente al portal, pensaba que aquello se había acabado allí, pero cuando la vio dirigirse hacia el coche de su novio, o de su ex por lo que parecía, Susana se imaginó que sería una noche muy larga.
Miró a todos los lados y se sorprendió pensando que no era para pedir ayuda, si no para que no hubiese nadie que pudiese llamar a la policía antes de pegar un buen repaso al coche. Tal y como había hecho antes con la ropa, Deni comenzó ordenadamente, primero los limpiaparabrisas, la antena, los retrovisores…Susana se unió a su amiga en pocos minutos, joder aquello era mejor que una clase de yoga.
Cuando terminaron con el exterior, pasaron al interior, habían tenido cuidado de romper las lunas y las ventanillas hacía fuera con lo que no tenían que preocuparse por los cristales. Lo único que quedó en perfecto estado fue el equipo de música en agradecimiento a haber hecho más ameno el trabajo de tuning.
Susana se preguntaba que sería lo siguiente, esperaba que no la tomase con los libros, pensó con tristeza en la biblioteca tan fantástica que Oscar tenía, trataría de convencerla para que los dejase tranquilos.
Cuando entraron de nuevo al piso, echó un vistazo a las estanterías donde los tomos reposaban ordenados por géneros, autores y fecha de publicación, lanzó un suspiro cuando Deni paso de largo, se preguntó por un instante que sería lo que había pasado, pero pronto estuvo ocupada lanzando por la terraza todos los cachivaches que iban encontrando de Oscar por la casa. Pronto la acera estuvo llena de pequeños trozos de plástico, metal, escayola, los de la limpieza tendrían trabajo al día siguiente, sólo los libros y un pequeño bonsái quedaron a salvo de la furia destructora.
Ya satisfechas o agotadas, se tumbaron en el suelo y comenzaron a reírse a carcajadas, Susana se levantó y fue a prepararle un baño a su amiga, mirando como la bañera se llenaba de agua tibia y echaba sales con olor a manzana se preguntó de nuevo que sería lo que había pasado, debía ser algo terrible para que Deni reaccionase así, quizás la había engañado, intentaría averiguar algo en cuanto la viese relajada.
La llamó desde el cuarto de baño, mientras que su amiga se metía en la bañera, rebuscó en la nevera en busca de algo para beber. Champagne¡¡¡ perfecto.
- bueno ¿qué celebramos?
Deni la miró entre los vapores del agua, dos lagrimones comenzaron a descender por sus mejillas.
- Tranquila ¿qué ha pasado?
De camino a casa, Susana no sabía si reír o llorar, tal vez debería haberla ahogado, seguía dándole vueltas a la historia que acababa de escuchar.
Deni y Oscar habían ido a comer a un restaurante, donde casualmente trabajaba una antigua novia de él, se saludaron con un correcto buenas tardes ¿qué tal te va todo? Y …. ya está.
Mejor reír sin duda.

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