martes, 19 de octubre de 2010
TIEMPO Y ESPACIO
Aún te siento,
en esas noches de estío,
mágicas y perfumadas.
Rumor de río, de vida,
que todavía fluye en mi interior,
y se entremezcla con ese otro tan tuyo.
Tú derramado en mí,
entregado por entero,
acortando el espacio entre la tierra y el cielo.
El amor, luz de nuestras vidas,
más cegador e intenso,
que el oro del desierto.
Ahí permanecemos, congelados,
en aquella casa, entre sábanas arrugadas,
entrelazados, fundidos en uno, desafiando al tiempo y al espacio.
Llegaste a mí por casualidad, como un regalo,
Y me cubriste de miel dorada,
suave y delicioso, como un buen perfume.
Fragante como jugosa granada,
apuré cada grano con fruición,
llenándome la boca, con tu jugo azucarado.
Y ahí seguimos entre mundos paralelos,
suspendidos en la esfera de lo atemporal,
con nuestro amor hecho ámbar, engarzado en la Eternidad.
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Ayesha, Ayesha, que poema más subidito de tono. Por supuesto me encanta.
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