Con el valor del que nada tiene que perder
Fuiste juez y parte,
abogado de tu causa justa, sin fisuras,
con el hedor de tu verdad absoluta
pagué juicio y gastos.
Pero hete aquí
que el orgullo no te dejo ver
que lo importante no es llevarse la corona de laurel
y ahora el vencedor reclama un segundo juicio,
yo ya rompí los papeles de la multa pagada
y sólo me queda decir:
- sinceramente querido…¡vete a la mierda!
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