lunes, 3 de enero de 2011

MAGIA


Subió de nuevo al hotel,

sabiendo que ya no estaría.

Marchó de madrugada,

dejando su presencia en cada detalle.


Podía verla en cualquier rincón,

el más mínimo detalle,le hablaba de ella.

Todavía su perfume impregnaba el aire,

y restos de carmín,quedaron en su copa,

signos inequívocos,de la veracidad del encuentro.


Solo compartieron una noche,

pero sus almas quedaron ligadas,

como si el espíritu fuera más sabio que la palabra,

y no entendiera de lógicas mundanas.


Sabía que no era libre,

pero no por ello la amó menos,

ella era su amiga más cercana,

y aquella magia que los unió una noche,

terminó por separarles.


Pero no por ello dejó de soñarla,

pero no por ello dejó de amarla.

Es la fuerza de un sentimiento,

que no se puede encerrar.



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