Cuando tus ojos posas en mí,
transformas por completo mi mundo,
todo pierde su sentido real,
y comienza lo imaginario.
Siento que todo es posible a tu lado,
percibo la vida como un sin fin de posibilidades,
y el mundo se hace más ancho,
se abren los caminos,
multiplicándose las opciones.
Soy absolutamente feliz si tú estás cerca,
si puedo verte, sentir tu presencia,
aunque no estés a mi lado,
iluminas todo el espacio que ocupas.
Cuando me hablas nuestras energías fluyen,
la complicidad se extiende,
tendiendo puentes que nos unen,
pero que también nos alejan,
dejándonos solos, desolados,
cuando volvemos a nuestra realidad,
de una forma individual.
Y cuando nos tocamos en despedida cierta,
nuestros ojos comulgan,
y nuestra piel arde,
transmitiendo todo un deseo contenido,
que se hace bien presente en una fricción de segundo,
que contiene todo el alma de nuestro Universo oculto.
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