El sol amaba tanto al mundo,
que todos los días lucía radiante,
y por las noches mágico y rosado,
engalanaba a la tierra de azulados espejos,
donde al reflejarnos,
veíamos un mundo de estrellas,
cargadas de deseos.
-Luz clara que al ocaso,
nos viste de hermosura y de pureza-
No hay comentarios:
Publicar un comentario