sábado, 5 de junio de 2010

FUEGO




Pasaron muchos años,


hasta que volvieron a ser libres,


ya no hubo impedimentos,


para amarse sin medida.




Felices y gozosos,


cual esposos en noche de bodas,


se tomaron de la mano


y partieron hacia el cielo.




La estancia era toda luz,


luz clara y brillante,


que invitaba a amar.




Lentamente fue cayendo la ropa


y con ella el último tabú,


se abrazaron ,se besaron


y el amor los cubrió.




En la dicha del momento,


una chispa se prendió,


su amor no era de este mundo


y lo eterno los llamó.




Con el último aliento,


susurraron un te quiero,


partiendo en común unión,


al Reino de la Felicidad.




-¡Oh luz que nunca se consumirá!-

1 comentario:

  1. Ya me extrañaba a mí tanto desprecio, siempre volvemos a caer y regresamos a los origenes. Ah, el Amor¡¡¡
    qué grande cuando se tiene,
    qué terrible cuando se pierde,
    más terrible aún cuando se idealiza al haberlo perdido.

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