jueves, 3 de junio de 2010
Qué remedio
Llego a casa con todo el calor de pleno julio y me encuentro la casa llena de los amigotes de mi hermano con sus novias.
Intento pasar desapercibida y voy directa a mi habitación, lo que me faltaba. Joder, que se vayan a su cama a follar.
Llamo a mi hermano que está ya colgadísimo, en cuanto nuestros padres no están se aprovecha para formar fiestas.
Tiene la risa floja, se ríe como un imbecil cuando le digo que saque a sus amigos de mi cuarto. Lo único que se le ocurre es preguntarme si los he pillado en plena acción o estaban en los previos.
Veo que de su habitación sale una pareja colocándose la ropa, antes de que se cuelen otros, voy corriendo y atranco la puerta con la cómoda. De aquí no salgo hasta que ya no se oiga ni una mosca.
Me tumbo con un suspiro, menudo aburrimiento me espera.
Han sido sólo un par de segundos pero la imagen de Susana a cuatro patas jadeando, mientras que Martín la embestía sin piedad no se me quita de la cabeza. ¿Quién lo diría? Menuda polla, gruesa y larga, sin dejar ningún resquicio libre, con eso entrando y saliendo de mi cuerpo yo también gemiría como una loca.
Busco algo para leer, pero no encuentro ni un folleto con el que entretenerme. Debajo de la cama hay unas revistas guarras, las echo un vistazo…tías en pelotas…no me inspiran nada.
Pongo la tele ¡qué putada! mi hermano no tiene tdt en su cuarto y no se ve nada. Miro los dvds ¡sorpresa! sólo tiene pornos.
Cojo de nuevo las revistas, ¡anda pero si tienen hasta relatos!
- …me he hecho un piercing
- Enséñamelo
- ¿aquí? Es que está en un sitio íntimo
- Venga, enséñamelo. Vamos al fondo del autobús, allí no nos verá nadie
Las dos amigas se levantan y se cambian al asiento trasero. La rubia se levanta la falda y se retira el tanga, dejando ver el aro que brilla sobre su coño. Su amiga con una sonrisa lo roza con la yema de los dedos.
La rubia se agita un poco y la otra aprovecha para pasar la mano por los labios húmedos, sin esfuerzo introduce el índice y el corazón, mientras que con el tercero comienza a masajear el clítoris…
Menuda mierda, ¿y esto se considera literatura? Dejo la revista y paseo por la habitación, si no hiciese tanto calor saldría a dar una vuelta.
Estoy sudando y me apetece darme una ducha, pero si salgo seguro que se meten a follar y además el baño estará ocupado también.
Me quito toda la ropa y me quedo desnuda sobre la cama. Bueno siempre es mejor que nada, a ver que hacen las dos guarrillas.
…la rubia empieza a gemir, con los dedos follándola cada vez más profundamente y presionando sobre el clítoris que palpita bajo el pulgar.
La amiga se levanta también la faldita de cuadros y muestra lo caliente que está, en un segundo tiene un cuerpo ajeno entrando y saliendo de su cuerpo.
Todos los pasajeros se han bajado del autobús, el conductor se acerca para ver que es ese jaleo de jadeos y gemidos entrecortados.
Las dos chicas se colocan las faldas y lo miran con aire inocente
- ¿qué estabais haciendo?
- Nada- contestan al mismo tiempo
El conductor las pide que le enseñen las manos, al tocarlas las nota húmedas y al chupar los dedos no le cabe ninguna duda sobre lo que estaba pasando hacía un momento.
- enseñarme lo que estabais haciendo
Las dos amigas todavía calientes no lo piensan y comienzan de nuevo a masturbarse. El conductor se saca entonces la polla y se la pone en la boca a la que tiene más cerca…
Vuelve a mi mente la visión de la polla de Martín, comienzo a acariciarme los pechos, los pezones empiezan a endurecerse e inclino la cabeza para lamerlos y sorberlos entre mis labios.
Continuo con una mano pellizcándolos, dejándolos erectos y llenos de saliva. Con la otra mano desciendo por mi vientre.
Estoy toda mojada, abro bien las piernas y comienzo a masturbar mi clítoris arriba y abajo, hasta que noto como se va poniendo duro, empiezo entonces con movimientos circulares, no muy rápido, tengo toda la tarde por delante.
Me meto como las amigas del bus dos dedos y con el tercero continuo con los movimientos haciendo que el clítoris se hinche cada vez más.
Abro más las piernas, los dedos no son suficientes, miro a mi alrededor algo que pueda servir ¡joder, a dos pasos tendría lo que necesito!
Corro hasta el armario, allí está la flauta, ¡qué se joda mi hermano!.
Me siento en la cama y continuo un rato, no se me va de la cabeza el manubrio de Martín empujando hasta golpear con los huevos sobre el culo de Susana.
Comienzo a tocarme el ano, mientras que mi brazo sigue masturbando mi coño. Es una posición de lo más incomoda pero no puedo dejar de meter y sacar los dedos de mi culo.
No puedo más necesito meterme algo, agarro la flauta y la introduzco de golpe hasta la mitad. La meto y la saco rápidamente, con la otra mano presionó aún más el clítoris que salta bajo mi mano, continuo con el instrumento hasta que ya no puedo más, la tiro al suelo y cojo todo mi coño con la mano estrujándolo hasta meter varios dedos, los movimientos son ya frenéticos igual que mis jadeos.
No paro hasta que noto la descarga recorriendo mi columna, extendiéndose por todo el cuerpo, continúo hasta que va apagándose poco a poco.
Escucho entonces unos golpes en la puerta, es mi hermano preguntando si puede entrar a coger unas pelis.
Me visto rápidamente y lo dejo pasar, su mirada va a posarse sobre la flauta que está todavía cubierta de jugos.
No me dice nada, me deja en las manos uno de los dvds que había cogido y me guiña un ojo cuando sale por la puerta.
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Veronica maja el relato prometido, espero que te guste. Besos
ResponderEliminar¿Qué si me gusta? Guau. Gracias, Posedeia. Espero el siguiente relato pronto.Besitos
ResponderEliminarDesde luego ahora entiendo porque se la llama flauta dulce...
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