martes, 20 de julio de 2010

LA ULTIMA TENTACIÓN


Amaneció, el sol comenzó a entrar a través de las rendijas de mi persiana, reflejándose en las paredes, creando claroscuros.
Me rebullí entre las sábanas, no me apetecía nada levantarme, era demasiado temprano y además no tenía ningunas ganas de trabajar. Apagué el despertador del móvil y me di la vuelta, estaba harta de tantas responsabilidades de trabajo, familiares…
Hoy iba a ser un día dedicado a mí en el que iba a hacer lo que realmente me diera la gana.
Seguí durmiendo y no volví a mirar el reloj, apagué el móvil no pensaba dar ninguna explicación de mis actos a nadie, era mi día y nada ni nadie me lo iban a empañar.
Cuando sentí hambre me levanté, fui a la cocina y me hice galletas con Nocilla y pan con paté, estaba harta de dietas, fuera las restricciones en mi día, para acompañarlo
nada de leche ni infusiones, una buena coca-cola a la lima en vaso grande, con mucho hielo y limón.
Que placer, da lo insano.
Decido tomar un buen baño con esencias de melocotón, enciendo un palito de frutos rojos lo coloco en mi lámpara de Aladino, después entro en el agua tibia perfumada de melocotón y enciendo mi mp 3 acuático, una voz masculina empieza a melismar ,me pierdo entre efluvios orientales. No se cuanto tiempo permanezco así con los ojos cerrados, disfrutando de la paz de un día mágico. Cuando tengo ya los dedos como garbanzos, decido coger la esponja, deposito un chorro generoso de gel de mora en ella y comienzo a deslizarla suavemente por mi piel húmeda, un estremecimiento de placer me recorre cuando la paso por zonas prohibidas y decido hacer una exploración, la esponja ha tomado vida y acaricia dulcemente, ahora estoy en un harén, soy la sultana de Almería ,no logro decidir a quién elegiré esta noche, un gran muestrario de torsos poderosos y labios carnosos me saluda, al final me quedo con todos ¿por qué perder el tiempo eligiendo ante tal variedad de bellezas?
Los llevo conmigo a la sala de los mil espejos, nos acomodamos entre un sin fin de cojines y alfombras multicolores y no pienso detallar más ya que las palabras se quedarían cortas para detallar tal derroche de placer, dejo a la imaginación ilimitada de mi lector el resto.
Cuando la esponja se ha derretido ante el calor de mi incendio, decido salir del baño, me seco y aplico una gran cantidad de crema con aromas frutales, desterrando las anticelulíticas y reafirmantes, estoy estupenda, solo quiero oler bien, después cepillo mi sedoso y abundante cabello y tal como vine al mundo me voy a mi cuarto .Elijo un tanguita negro y un picardías rosa fucsia de raso muy cómodo, ahora estoy fresca, descansada y saciada – por el momento-. En mi salón que parece una biblioteca, escojo un libro al azar ya que todos me gustan, otra coca-cola fresca y unas pipas, me tiro al sofá y leo hasta que me escuecen los ojos, que paz, solo la llamada de la naturaleza logra interrumpirme y decido salir a comer fuera.
Me enfundo en unos vaqueros negros y una camiseta roja escotada, me calzo unas sandalias de alta cuña que estilizan mi figura, salgo del portal sin rumbo fijo, mis pasos me llevan hacia la calle de Alcalá, mi barrio es archiconocido por lo que cojo el primer autobús que llega y aparezco en la estación de Atocha, sería buena idea coger el primer tren que llegue y viajar hacia el lugar donde marque mi destino, dicho y hecho bajo a la vía 5, siempre ha sido mi número preferido y un Talgo se detiene, me subo y pregunto hacia donde va, me dicen que el destino final es Barcelona, me parece bien ,me duermo con el traqueteo del tren, cuando despierto ya he llegado a la ciudad Condal y además no ha pasado el revisor, que buena suerte. Salgo de la estación y cojo el autobús 5 que me lleva hacia la zona de las Ramblas, estoy hambrienta y entro al primer bar que encuentro, miro el nombre “Mi Última Tentación”, un nombre muy adecuado aunque espero que no sea la última, nada más entrar voy a la barra, miro el menú y me decido por un plato combinado de huevos con chorizo y patatas, nunca como tanta grasa pero hoy todo vale y una gran jarra de cerveza helada, cuando voy a pedir veo que un par de ojos negros inmensos no dejan de mirar mi escote, me sonrojo y olvido lo que iba a comer ya que la belleza del rostro que tengo delante no tiene precedentes, unos labios carnosos me están hablando pero yo no logro entender lo que dicen, solo puedo escuchar a mi alborotado corazón, seguro que se ha escapado de mi harén, sonrío divertida.
Por fin recobro el habla pero cambio de menú ahora solo pido ensalada completa, para cuidar mi línea le digo, si él supiera, pero espero que no se le acabe el chorizo…
Me sitúo en una mesa al lado de la ventana y por un momento pienso que todos estarán preocupados por mi desaparición, en un momento de lucidez enciendo el móvil y tengo veinte llamadas perdidas entre el trabajo y familiares, decido llamarles para dar señales de vida pero no se responderles cuando volveré ya que estoy volviendo a ser yo misma después de ocho años de vivir solo de convenciones sociales, trabajo y obligaciones familiares.
Vuelvo a apagar el móvil y llega el camarero con mi cena,
fuera de la barra todavía es más atractivo, de complexión atlética pero fuerte, media melena rizada de color castaño, ojos de pestañas rizadas y muy grandes, tono broncíneo, se nota que va mucho a la playa, además es bastante alto, me tiende la bandeja y sus músculos se tensan marcándoseles las venas que portan la savia de la vida.
-¿Cómo te llamas?-le pregunté.
-Me llamo Rafa, pero puedes llamarme Rafi-me contestó-
-Encantada.
-Lo mismo digo, ¿y tú como te llamas?
-Esmeralda, pero puedes llamarme Esme.
Desde la barra se oyó una voz que le llamaba, disculpándose dejó la bandeja y se fue.
Ya no tenía hambre, de golpe se me había quitado, me bebí la cerveza y me levanté para ir a buscar un lugar donde pasar la noche, no sabía que hora era ya que había desechado tanto el móvil, como el reloj, ambos objetos que controlan nuestras vidas.
Me despedí de Rafi con la mano y salí al exterior, en la calle hacía mucho calor, anduve dos pasos cuando oí la voz urgente de Rafi que me llamaba:
-¿Dónde vas a éstas horas? -Me dijo.
-No se ni que hora es.- Le contesté.
-En cinco minutos acabo mi turno, si quieres podemos ir a tomar algo, conozco un sitio cerca donde ponen una cerveza negra de fábula.
-Ok te espero aquí.
Me apoyé contra el muro exterior del bar y esperé hasta que apareció Rafi con su pelo suelto y una camiseta celeste que contrastaba con el color de su piel y un bolsito hippy colgado que le daba un aspecto muy bohemio.
-Vamos a coger mi moto.-Dijo mientras sacaba un juego de llaves de su bolsito-
Sin casi darme cuenta aparecimos en lo que supuse los arrabales de Barcelona y entramos en un edificio destartalado, que sitio más raro para un bar pensé, pero no dije nada y seguí subiendo las escaleras.
Llegamos al piso ático, sacó las llaves y abrió la puerta, entramos en el interior de una casa abuhardillada, donde yo no veía la barra por ningún sitio.
-¿Pero no íbamos a tomar una cerveza negra a un bar cercano?-le pregunté extrañada.
-Este es un lugar cercano y yo no te dije que fuésemos a ningún bar, te dije que conocía un sitio donde había unas cervezas negras muy buenas,¡claro mi casa! tengo unas Guiness la mar de fresquitas en mi nevera, ven ponte cómoda.
-Que morrro tiene, la verdad, pero tampoco tenía ningún sitio mejor para pasar la noche.-Pensé-
El sitio era muy acogedor, un apartamento medio diáfano, con una gran cama en el centro apoyada directamente en el suelo, con una colchita de verano decorada con mandalas de colores morados. A mano izquierda había una puerta abierta con un baño, a la derecha una cocina americana con barra de madera y al fondo varios pufs encima de una alfombra de motivos geométricos de tonos ocres. Una escalerilla de caracol ascendía a un lado y terminaba en una misteriosa puerta.
-Esme coge un par de “cerves” de la nevera -Dijo Rafi.
Me acerqué a la pequeña nevera y saqué dos cervezas muy frías, la nevera estaba llena de ellas.
Me acerqué a los pufs donde se encontraba Rafi recostado,
le acerqué la cerveza fría a la cara sin esperar su reacción, literalmente se abalanzó sobre mí tirándome a la alfombra, me metió la lata por dentro de mi camiseta riéndose del respingo que di y me dijo “tú la llevas”, cogí la lata y la abrí vertiendo sobre él una cascada de cerveza que salió a presión mojándole la entrepierna, no se si me dio más miedo su cara ó la tremenda arruga que se formó en su pantalón, se levantó de golpe mientras decía:
-¿quieres jugar gatita? Bien pues juguemos.
Cogió mi mano y me arrastró escaleras arriba, subimos la escalera de caracol y abrió la puerta, había una gran terraza con un jacuzzi en el centro, a un lado una cama de agua y al otro una gran piscina termal. Me tiró a la piscina vestida, mis ropas se pegaron a mi cuerpo cuando conseguí salir de ella intenté tirarle, pero él era más fuerte que yo y me tiró de nuevo. Cuando estaba más enfadada me sacó de la piscina y me acarició la mejilla.
-Solo es un juego Esme, no te enfades.
Aproveché que bajó la guardia para tirarlo al jacuzzi, pero como no me había soltado la mano caímos juntos formando un burbuja gigante, empezamos a reírnos y a jugar en el agua, en un momento dado me sentó encima de él, me besó con una pasión salvaje y yo le correspondí.
Fuimos quitándonos la ropa con urgencia en el agua nos sentíamos ágiles e ingrávidos pudiendo realizar todo tipo de acrobacias…
Cuando salimos del agua fuimos hacia la cama, descansamos un poco y luego probamos los placeres carnales que permite una cama en completo movimiento.
Finalmente nos quedamos dormidos, con los cuerpos entrelazados, mi cabeza apoyada en su torso escuchando un latir rítmico y regular como una nana.

Abro los ojos, está amaneciendo, el sol comienza a entrar a través de las rendijas de mi persiana, pero hoy no crea claroscuros solo claros que iluminan un perfil de escultura alumbrando un camino a seguir cargado de sueños y de esperanzas.

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