jueves, 20 de mayo de 2010

Buenos pensamientos


Caminaba, distraído, entre las piezas de la exposición que el museo había organizado en honor a los artistas locales, su mirada iba de una pieza a otra sin que ninguna llamase su atención.
Esculturas de influencia grecorromana, huevos revueltos estrellados contra lienzos, imágenes repetidas una y otra vez en equipos de televisión, sonidos que simbolizaban el agua “iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii”,”aaaaaaaaaaaaaaa”, maquetas de famosas obras arquitectónicas a las que el artista había aplicado su sello personal.
Las maquetas si le gustaron, un poco, le recordaban a su padre. A su padre le gustaban mucho, por las noches cuando volvía del trabajo, después de cenar, se encerraba en su despacho, montaba maquetas de todo lo que encontraba, templos, aviones, barcos, casas…, años más tarde se enteró de que lo hacía porque sufría de insomnio y era la única de sus aficiones que podía realizar en silencio.
Mama le dejaba hacer lo que quisiera, siempre que no interfiriese en su sueño, ella quería estar radiante y había leído en alguna revista que para estar bella y descansada había que dormir ocho horas, probaba todas las mascarillas, aceites y cremas que las famosas anunciaban en la tele, pasaba varios fines de semana al año en balnearios donde la masajeaban, envolvían, exfoliaban y volvían a masajear, porque era bueno para la piel, cuando la miraba se preguntaba que hubiese pasado de no ser por todos esos cuidados, seguramente el pobre Ricky seguiría con ellos, pero había que elegir entre su mejor amigo y la liposucción, y él debía entender que en la vida había unas cosas más importantes que otras.
Una de las vitrinas contenía un peine, al principio pensó que sería un homenaje a Duchamp, le gustaba Duchamp, le hacía pensar, aunque en su caso eso era un error porque no pensaba bien o eso le había dicho el psiquiatra.
No era un homenaje, al menos no a Duchamp, en todo caso lo era a los sueños imposibles, el agasajado calvo se pavoneaba entre los asombrados visitantes que habían acudido a ver la humilde muestra de los más selectos artistas de los alrededores.
Asombrados, temerosos, confusos observaban las obras allí expuestas con miedo a decir lo que realmente pensaban por no ser tachados de ignorantes pueblerinos. Dos señoras con abrigos de pieles, venidas de la capital, muy entendidas, exponían sus brillantes ideas sobre la maestría con la que el autor había tratado los materiales y lo que éste trataba de decir:
- representa la puerta al paraíso, no ves la placa donde hay una figura subiendo unas escaleras
La señora menos entendida, asintió con la cabeza, dando la razón a su amiga, admirada de lo mucho que había aprendido en la conferencia de una hora sobre arte contemporáneo a la que había asistido la semana pasada.
Ahora se arrepentía de no haber ido ella, la chica que cuidaba a los niños había elegido ese día precisamente para acompañar a su madre a hacerse unas pruebas al hospital, pero claro es que era tan buena que no podía negar nada que la pidiesen. A partir de ahora no habría más días libres, la educación estaba por encima de egoístas intereses personales, sin cultura llegaríamos de nuevo a la quema de libros, no sería ella la que alentase las intenciones de un nuevo Savonarola, no sabía muy bien quien era ese, pero lo había oído nombrar una vez en el taller de lectura de los jueves.
El guardia de seguridad pidió amablemente a las señoras que dejasen libre el paso de la salida de emergencia.
Se tomaba muy en serio su trabajo, vigilaba cada movimiento sospechoso, si uno se metía la mano al bolsillo, enseguida lo tenía encima, no fueses a llevarte el peine, si tosías, rápidamente te pedía que salieses fuera de la sala, no querías ser una interferencia en los sonidos del agua ¿verdad?.
Es muy importante hacer bien tú trabajo, si no lo haces bien puede suceder una desgracia. Que te encargas de recoger las mierdas de los perros, pues no puedes dejar ninguna porque podría pisarla un hombre de camino a su casa, donde su perro, pobrecito Ricky, mama celebró su regreso de la clínica comiéndose un saco de patatas.
Donde su perro olería el zapato y contraería una enfermedad que contagiaría al bebe cuando jugase con él, el médico sin poder hallar el origen de la enfermedad no daría con la cura y el bebe al escuchar a sus padres que cuando era pequeño estuvo a punto de morir, pero que gracias a sus oraciones se salvó, se metería a cura, el doctor dándose cuenta de que la medicina tradicional no era suficiente exploraría nuevas alternativas y desde entonces sólo recetaría hierbas que él mismo plantaba y secaba en su casa, teniendo cada vez más pacientes que acudían cada día en busca de sus medicinas, con las que se sentían volar.
Y que decir del recoge mierdas, su familia era de izquierdas de toda la vida, rojos convencidos, aunque el padre era del Real Madrid, se llevó tal disgusto por la elección del bebe que tuvo que pedir la baja por depresión, sus desconfiados jefes no se creían su enfermedad así que intentaron despedirle, pero él saco fuerzas de donde no las tenía, la depresión no le permitía levantarse del sofá desde donde se pasaba el día viendo la televisión, y llamó a su enlace sindical, que preparó en un par de días una huelga general.
Había pocas noticias, la crisis, el paro, las guerras en diferentes países del mundo ya no estaban de moda, así que se acercaron periodistas, con cámaras y todo, pidieron que se desplazase hasta allí el sufrido empleado para que le contase a todo el mundo, los de New York, debían estar muy interesados, su lucha a brazo partido contra el opresor sistema capitalista en el que estamos todos inmerso. Y hasta allá que se fue, con el traje que había llevado a la boda de su prima, tenía una mancha en la chaqueta, pero le puso una chapa de la bandera española por encima y así no se notaba, y también se llevó su sofá, con el que después de varios meses había hecho simbiosis y se había convertido en su mejor amigo, para que le hiciesen la entrevista.
Salió muy guapo en la tele, hasta salió su foto en alguna revista, su madre estaba muy orgullosa de él y enseñaba la publicación en la peluquería a todas su amigas para que viesen lo famoso que era su hijo, lo era tanto que cambiaron el nombre al colegio de su barrio y todos los niños querían ser como él, en cuanto fueron mayores de edad se afiliaron al sindicato de trabajadores. Aunque la mayoría no encontraron trabajo, algunos sí, en la empresa de recoge mierdas, porque el alcalde había llamado muy disgustado por la imagen que se había dado del pueblo con todas las aceras sucias y había aumentado la subvención para que contratasen a más personal.
Continuó observando lo allí expuesto con todo el interés del que era capaz, señales de tráfico puestas al revés, el arte venía cuando el conductor intentaba ver que es lo que estaba indicando y se saliese de la curva, cayendo por el precipicio, dando varias vueltas de campana, arrastrando en su camino a un ciervo que pasaba por allí. Enseguida los ecologistas denunciarían al conductor, en la señal estaba clarísimo que era zona de paso de animales, la viuda debería vender la casa para pagar el abogado y los niños se tendrían que conformar con paseos por el campo para entretenerse porque ya no tendrían dinero para videojuegos, de esta afición vendría su amor por los seres vivos y por la naturaleza convirtiéndose años más tarde en abanderados de la lucha contra los cazadores de caracoles.
Los gourmets, las cremas de baba de caracol y los pesticidas estaban acabando con ellos, los guerreros de los helix aspersa, así se hacían llamar, porque siempre queda más bonito decirlo con el nombre científico y te hace parecer más listo, intentaban que se catalogasen como especie protegida, consiguiendo que su localidad fuese una especie de reserva natural del caracol.
Los agricultores de la zona perdieron sus cosechas debido a la plaga, pero gracias a las subvenciones no sufrieron pérdidas económicas y pudieron sembrar de nuevo los años siguientes.
Los dueños de los establecimientos hoteleros y los bares, estaban muy contentos, porque continuamente se desplazaban hasta allí autobuses llenos de amantes de los caracoles, cargados con cámaras fotográficas, prismáticos y guías en las que se explicaban los comportamientos de los moluscos gasterópodos. La visita era un éxito si conseguían ver acoplarse dos ejemplares, lo celebraban con palmas; debido al jaleo que montaban, los pobres caracoles comenzaron a asustarse y dejaron de reproducir.
Los agricultores se disgustaron mucho porque tenían que contratar trabajadores para que les ayudasen a recoger la cosecha ahora que ya no era estropeada por la plaga, como existían subvenciones por contratar jóvenes en busca de su primer empleo decidieron emplear a los del colegio del de la tele.
Como eran chavales la leche de listos que sabían hacer de todo pero que no consentían que nadie se aprovechase de ellos, se negaron a trabajar sin el equipo adecuado, que para eso estaba escrito en los estatutos de los trabajadores y por supuesto sólo podían trabajar ocho horas, teniendo un descanso de diez minutos cada hora, más el reglamentario descanso por estar ocho horas seguidas trabajando.
La cosecha que no entiende de estatutos, ni sindicatos, ni subvenciones se echo a perder, y es que la naturaleza es muy poco solidaria.
En una esquina de la sala estaba el psiquiatra hablando con su madre, que no entendía de arte, pero como había leído que Doña Leticia había ido a una exposición al Reina Sofía, había decidido que las muestras de arte eran muy chic y los artistas las personas más fascinantes del mundo.
Le saludaron con la mano, haciendo señas para que se acercase, se coló entre las dos señoras que ahora discutían sobre unos sillones dispuestos para que el agotado visitante descansase de tanto esfuerzo observador.
- representa sin duda el cuerpo humano, no ves como el artista ha conseguido crear la marca del pompis
- jijiji, qué cosas dices, como te oiga alguien
Avanzó hacia su madre, debía hacerse otra liposucción, esa noche se despediría de Sultán.
El psiquiatra le pasó un brazo por encima de los hombros, diciendo a su madre lo buen muchacho que era y lo mucho que había avanzado en su rehabilitación.
- esta exposición es un buen ejemplo de que si se piensa bien se puede llegar a hacer algo importante en la vida.
- Si señor, estoy en ello, he decidido que voy a ser psiquiatra, como usted, a partir de ahora le tomaré como modelo.
Salió de la exposición, perseguido por la mirada de su nuevo ejemplo a seguir, que se había quedado pensando si sentirse halagado. Con el puto crío ese nunca se sabía que podía estar imaginando.

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