jueves, 20 de mayo de 2010

Con perseverancia...


Siempre dicen que para lograr un propósito, tienes que esforzarte, perseverar y tener constancia. Para ser médico, abogado, maestro o cualquier otra profesión tienes que estudiar. Hasta para ser barrendero tienes que hacerlo, hay que saber incluso informática.
Que es, ¿qué la escobas, recogedores, cubos… van movidos por Internet y se barre desde el sofá de casa?
Siguiendo el consejo para lograr el fin deseado, me preparo para salir de fiesta. Me visto con la ropa más provocadora que hay en mi armario, de las que no enseñas pero sí marcas todas tus bien formadas curvas.
He conocido a alguien que me gusta, así que voy a esforzarme en conseguir a semejante monumento. Sé por donde para, sólo tengo que visitar todos los pubs y discotecas de la zona.
No llevo viviendo mucho en esta ciudad, no sé que ambientes tienen. Lo descubro según voy entrando.
El primero al que entro es de lo más hortera, debe ser solo para aquellos que incluso en casa son ignorados. La forma de vestir dañaría la vista de cualquier diseñador, aunque viéndolos a Donna Karan yo no estaría tan segura.
No me molesto ni en llegar a la barra, soy consciente de que mi objetivo no se encontrará en un lugar de lunáticos.
En el siguiente sólo se ven sombras, todos van de negro, no se distingue entre hombres y mujeres. Las greñas ocultan los rostros, la música es de ACDC, para mi gusto el mejor grupo heavy. Tomé una coca cola rápidamente pues sabía que allí tampoco acababa mi búsqueda.
En el tercer pub ni me molesté en asomar mi nariz, viendo lo que salía por la puerta era suficiente, se lanzaban a la caza del dragón en un fumadero de opio adaptado a la versión moderna.
En los tres siguientes tampoco localicé a ese ser tan maravilloso.
Hablo como si tuviéramos una relación de amistad, cuando la verdad es que las únicas palabras que hemos cruzado han sido en mis sueños.
Mi desesperación y frustración aumenta cada vez más con cada nuevo garito, pero hay que perseverar, así que respiro hondo y entro decidida.
Suena música latina.
Genial, con estas canciones y mi forma de bailar seguro que me ligo al macizorro, apoyado en la barra con un vaso en la mano, moviendo levemente la cintura.
Voy derechita a la barra, mi impaciencia es tan grande que casi no acierto a pedir al camarero.
No pierdo de vista mi objetivo, estoy en un sitio donde él también puede verme bien. Después de esperar un rato y ver que el buenorro no se me acerca, voy decidida a saludarle.
Él se presenta y charlamos de la gente que está bailando.
En un momento que considero oportuno le digo que si vamos a tomar algo a otro sitio para cambiar de aires. Me pilló las intenciones a la primera.
- eres un encanto y preciosa, pero no eres mi tipo- me respondió tranquilamente y sin perder la sonrisa.
Detrás de mí suena otra voz.
- pero el mío sí, dime donde quieres ir y después te llevo yo al paraíso.
Al girarme, veo una mujer que tenía cogido mi redondo culo mientras me hablaba al oído para que no me perdiese ninguna de sus palabras.
Estaba tan eclipsada con la presencia del que quería tirarme que no me había dado cuenta de que estaba en un local de homosexuales.
Roja como un tomate, me disculpo ante mi fallida presa y con la mujer tan imponente que no soltaba mi trasero y salgo de allí maldiciendo al del puto consejo.
Lo que si tengo muy claro es que ni esfuerzo, ni perseverancia, ni constancia son igual a propósito conseguido, porque emplear toda la noche en buscar a alguien, me ha supuesto un desgaste innecesario y una vergüenza de las de tierra trágame. Creo que ahora primero preguntaré y después actuaré.

2 comentarios:

  1. Debió acabar borracha perdida con tanta perseverancia, de garito en garito jajajajaja Me parto con tus historias Brujilla, no te hagas de rogar tanto que últimamente no escribes mucho.

    ResponderEliminar
  2. Desde luego son totales ja ja ja

    ResponderEliminar