miércoles, 11 de agosto de 2010

Línea errónea


Un día como otro cualquiera que llega a su fin. Siempre la misma monotonía, de casa al trabajo y del trabajo a casa. La única variante es el chofer del autobús, por la mañana uno y por la tarde otro, pero siempre los mismos.
Coge el mp3, se coloca los auriculares, la canción que empieza sonando es Paid my dues de Anastasia, pone el volumen bajito. Abre el libro Quimaira de Manfredi, comienza su lectura mientras espera la llegada de su autobús. Cuando éste para en la dársena, tan sólo se fija en las puertas, no se abren, tiempo de descanso del conductor. Continua con su lectura, el abono está en el libro, lo suele usar de marcapáginas, transcurridos unos minutos, se abre el acceso al interior del transporte. Sube las escaleras sin apartar la vista del libro, muestra su pase y se sienta en los asientos delanteros, justo al lado de la puerta de entrada.
Delante de ella un rostro difuso mira las tapas de su libro.
- Debe ser muy interesante eso que lees- dijo una voz masculina
Levantó la cabeza en la dirección de la voz, lo primero que contempló fue unos ojos verdes, que resaltaban en un rostro bronceado. Una sonrisa perfecta que hacía que todavía brillara más su tono de piel.
- No sé que lees, pero seguro que no es mi estilo, soy más de kiss comix -continuó diciendo ante el silencio de ella- pero si tú me dices que es interesante, hago un esfuerzo y me lo leo.
- Nunca he leído eso que me dices, esto tan sólo es una novela- dijo ella- si quieres te puedo dar unos títulos de libros que están bien
En ese momento él se sentó en el asiento de al lado que estaba vacío, como el resto del autobús. Por la espalda de ella empezó a correr un cosquilleo, la sola presencia del hombre al lado la impedía moverse.
No podía apartar los ojos de aquella insólita belleza. Sintió como una mano sobre su muslo la acariciaba. Cuanto más se acercaba al botón del pantalón, más fuerte agarraba el libro. Con delicadeza él terminó de soltar el botón y bajó lentamente la cremallera, tiró con suavidad para deshacerse de la ropa, ella se levantó un poco para facilitar la labor. Dejó al descubierto un pequeño tanga, metió la mano y acarició el vello, hasta llegar al clítoris, masajeándolo hasta hacer salir los primeros gemidos de ella. La tumbó sobre los dos asientos poniéndose de rodillas. Observando aquel suntuoso coño que ya empezaba a estar húmedo, comenzó a pasar la lengua por todo él, haciendo movimientos circulares sobre el excitado clítoris. Mordía, chupaba, lamía…ella sentía un orgasmo detrás de otro.
- ¿Me harás feliz ahora?- dijo él, poniéndose de pie, dejando ver como un bulto marcaba su pantalón.
Ella no se lo pensó y lo despojó de la ropa, dejando libre la polla erecta. Empezó a chuparla, se la introducía en la boca, la chupaba no dejando más que los huevos fuera, mientras que él apretaba los pechos turgentes, pellizcando los duros pezones.
Se corrió dentro de la boca, con tal fuerza que casi la ahoga, aunque se lo tragó todo sin perder una sola gota.
La polla continuaba erecta. Cogió a la chica en brazos y la apoyó contra el salpicadero, penetrándola con fuerza, bombeando sin parar. Ella gemía tan alto como él le decía:
- Así, muévete, me pones a cien, qué coño más caliente
Cuando la sacó, ella le pidió que no lo hiciera, que siguiese. Él ignoró por completo la súplica, la giró comenzando a meterle los dedos en el culo.
- Yo…por ahí…nunca….- decía ella
- Schiss…No vamos a hacer nada que no quieras, pero este culo no puede seguir pasando hambre. Tranquila.
Ella sucumbió a sus palabras y lo dejó hacer. Al mismo tiempo que la introducía los dedos en el culo, masajeaba el clítoris y la metía los dedos en el coño. Ella experimentaba un placer que nunca había tenido, era tal su estado de embriaguez que se le saltaban las lágrimas. Cuando ya estaba bien lubricada, él introdujo su polla lentamente. Sus movimientos eran lentos constantes, hasta que ella gritó:
- MAS FUERTE¡¡¡¡
Él obedeció, era como un taladro perforándola.
- Ya no puedo más, me voy a correr
- Hazlo sobre mi boca
Así lo hizo, entonces ella tomó el mando y lo tumbó en el pasillo, colocando su coño en el rostro de él y ella chupando la polla en ese momento fláccida.
- Esto es mejor que mi novela -suspiró ella
- Y que el kiss comix- alegó él – será mejor que te lleve a casa, tú autobús se fue hace un buen rato. No me mires así, esta no es tu línea y mi turno ha terminado.
- Si me llevas a casa, podremos continuar donde lo hemos dejado
- Tienes que dejar de leer tanto, ahora eres insaciable.
- Vamos entonces

2 comentarios:

  1. Hala¡¡¡¡ y luego la burra soy yo jajajaja ¿dónde dices que para esa línea de autobús?

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  2. De verdad Brujilla que no tienes nada que envidiar a Posedeia.
    Este blog se está convirtiendo en porno gráfico,"que verguenza".
    Voy a coger ese autobús...
    digo publicar unas poesías para ver si os tranquilizais mis queridas tigresas.

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