martes, 10 de agosto de 2010

Test positivo


Terminó de recoger todos los cacharros de la cocina, se fue al baño. Volvió a mirar el test de embarazo que se había hecho por la mañana. Positivo. Fue al salón donde estaban su marido y sus tres hijos.
El reloj marcaba las 21:30. Llamó a los niños y se los llevó a la habitación, para ponerles el pijama, meterlos en la cama y sentarse a descansar.
El día había sido tan agotador como todos los anteriores, pero menos que los que se aproximaban.
Regresó al salón, la escena era patética. Ese ser en calzoncillos, con una cerveza viendo la tele. ¡Qué asco! Se sentó en el sofá, mirando fijamente al hombre, su marido.
Cerró un instante los ojos, suspiró. Se levantó casi de un salto y fue a la cocina. Cogió el cuchillo cebollero que acababa de afilar unos minutos antes. Regresó a la estancia ocupada por el personaje casi inanimado. Lo cogió las manos y con su chaqueta le ató a la espalda. Se sentó sobre su barriguilla cervecera. Su esposo no sabía que intenciones tenía y se dejaba hacer. Con la colcha del sofá le inmovilizó las piernas.
Sacó el cuchillo que tenía escondido en la parte de atrás del chándal y comenzó a hacerle pequeños cortes. Prosiguió cortando la carne del hombre, profundizando cada vez más, las sangre corría en todas las direcciones sobre su piel.
Le sacó su verga fláccida, fue cortando el miembro en rodajas, como si de un chorizo cantimpalo se tratara. Llegó a la altura de los cataplines, rajándolos con más saña de la que había empleado hasta el momento.
- ¿Te pasa algo? ¿Te encuentras bien? – le preguntó el marido con cara de preocupación
Fue en ese momento cuando abrió los ojos. Se había quedado dormida, tan sólo fue un sueño.
- Si, estoy bien y preñada otra vez. Vamos a follar.

1 comentario:

  1. Desde luego no escarmienta,yo creo que pueden más los deseos sexuales que los asesinos.

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