sábado, 14 de agosto de 2010

Sodoma y Gomorra


¡Qué resaca! Hoy no me importa estar castigado, apenas me tengo en pie. Menos mal que mi madre se piensa que estoy mal por la cena, se lo tengo dicho, que cualquier día me mata de una intoxicación. Es mejor decirle eso que la verdad, que he cogido una melopea.
Teóricamente tendría que estar castigado todo el fin de semana, una cuestión de horarios. Esa guerra que tenemos los adolescentes con los padres. La verdad es que a mí si me castigan, no me enfrento a ellos, si me apetece salir me escapo.
Vivo en una casa de tres alturas, en la planta de abajo, cocina, salón, salón-comedor y un aseo, en la primera, dos habitaciones con sus respectivos baños y un vestidor y la última, toda para mí, agaterada, pero con todo lo necesario, cama, baño, ordenador, tele, play…y una velux muy grande por la que salgo al tejado.
Bajo despacio para no mover ninguna teja, salto al tejadillo del garaje, paso al del vecino, me cuelgo un poco y al suelo. Esta parte es la más fácil. Salgo y me voy al punto de encuentro, la fiesta ya ha empezado, me uno al grupo.
¡Genial! Hay chicas nuevas y ¡Menudos pivones!, cojo uno de los vasos con calimocho y me acerco a una de las chicas, casi no me da tiempo a presentarme cuando me dice que vayamos a bañarnos. Sin pensarlo mucho más, me quito la ropa y ¡chapuzón!.
El agua está helada, pero con la calentura de los dos, sube hasta el punto de ebullición.
Cuando salimos cada uno se va con su grupo de amigos, las risitas y las preguntas son continuas en los dos bandos. Yo empiezo a beber, primero porque no quiero contestar y segundo porque aunque había ocurrido todo en el agua estoy deshidratado. La tía era una fiera y me había dejado seco.
Las cinco, hora de volver.
Primera prueba, saltar la verja del vecino, el muy cabrón la ha cerrado con llave, esa parte fácil, ahora toca subir al tejado de su garaje. Primer salto, se me resbala una mano y me caigo de espaldas ¡qué dolor!. Segundo intento, consigo agarrarme bien, me impulso para subir una pierna, pero se resbala. Por fin consigo subir y paso al tejado de mi garaje, miro para arriba, se me hace muy alto, me acerco a la parte más alta para conseguir llegar. Imposible. Tengo tal borrachera que no consigo mantener el equilibrio para saltar, aún así, lo intento.
Entonces veo una ventana abierta, es la de mi hermana mayor, entro muy despacio, oigo un grito ahogado. Me quedo quieto pensando que me acaba de descubrir, me va a chantajear mucho tiempo.
Como no oigo que me diga nada, miro en dirección de su cama. ¡Hija de puta! El grito no era más que un gemido, está en pleno apogeo con su novio. Por algo estaba su ventana abierta, es por donde ha entrado el tipejo.
Salgo de su habitación, cerrando muy despacito para que no se entere. Voy en dirección a la escalera para subir a mi cuarto ¡mierda! la puerta del dormitorio de mis padres está abierta.
Con lo garduña que es mi vieja seguro que me oye.
Con todo el cuidado que mi cogorza me permite, paso sigiloso, en medio de la puerta me quedo plantado, petrificado. Mi madre desnuda, encima de mi padre, galopando como una histérica.
Ya en mi cuarto veo los cajones de mis mesillas abiertos, en uno una nota
- Hermanito te debo una caja de condones
¡Menuda zorra! Los podía haber traído su tronco. En el otro cajón otra nota:
- Gracias cariño, te debo una caja de preservativos
Un momento, ¿preservativos? ¿mi madre? Pero si mi padre tiene hecha la vasectomía desde hace años.

1 comentario:

  1. Sí,desde luego el titulo le va al pelo,cuanto vicio.Relajaos un poco,en fin ya que estais todos tan calentitos como el verano,será cuestión de unirme a la mayoría...

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