lunes, 10 de mayo de 2010

El volcán


Voy de un lado a otro del aeropuerto completamente cabreado con el puto volcán islandés que lo único que da es más trabajo.
La gente también está enfadada por sus vuelos cancelados y por tener que permanecer encerrados sin poder hacer nada, así que de vez en cuando montan jaleo, haciendo que tenga que intervenir para poner un poco de orden.
Apenas me fijo en ellos, ni les escucho, es mejor permanecer distante para poder hacer mi trabajo, sin involucrarme demasiado en sus problemas.
En una esquina veo a una mujer asiática que lee tranquilamente un libro, como si lo que está sucediendo no fuese con ella, lleva más de seis horas esperando, pero no parece enfadada.
Levanta la vista al sentirse observada, tiene unos ojos negros que traspasan cuando te miran. Aparto la vista de ellos, al ver que al fondo se está empezando a montar un tumulto, sin poder alejarlos de mi mente.
Cuando por fin se tranquilizan los ánimos, me giro buscando a la chica, que continúa sentada, mirándome fijamente. Decido acercarme para ver si necesita algo.
Cuanto más cerca estoy más nervioso me voy poniendo, tiene el pelo negro hasta la cintura, fantaseo con lo que será agarrar ese pelo y tirar de él mientras la penetro por detrás. Estoy ya frente a ella y me quedo sin poder decir nada, atrapado en sus ojos, como un tonto que ha olvidado las palabras, ella tampoco dice nada, continua mirándome tranquilamente.
Siento como me observa, como va posando sus ojos por mi cara, por mi pecho, hasta llegar al bulto que se ha formado bajo mi pantalón. Entonces la veo sonreír un poco, ese leve gesto de sus labios hace que mi erección aumente de tamaño.
No sé muy bien que hacer, si sigo allí parado mucho tiempo, voy a empezar a llamar la atención, ella decide por mí, se levanta, pasando tan cerca que roza mi polla por encima de los pantalones, dejándome oler el aroma a flores que desprende su pelo.
Se para un momento y me hace un gesto para que la indique donde debe ir, tardo unos segundos en comprender lo que me está intentando decir. Me pongo delante de ella y la guío hasta un lugar seguro, donde poder pasar un rato relajado, donde perderme entre sus piernas para poder lamer el clítoris y atraparlo entre mis labios, mientras oigo como gime de placer, tocando esos pechos que asoman tras la camiseta blanca tan ajustada, que puedo ver unos pequeños pezones que apuntan al cielo.
El lugar está vacío tal y como yo esperaba, sin darme tiempo apenas a tocarla, ella ya se ha arrodillado y tiene mi polla entre sus labios, comienza a lamerla arriba y abajo, deleitándose en mi sabor, pasea su lengua por mi capullo, brillante por su húmedo contacto, recogiendo el líquido que ya ha empezado a brotar, lo extiende por toda la superficie, tragándosela entera, sorbiéndola, mientras continua arriba y abajo.
Acaricio su pelo, apartándolo para poder ver mejor su cara, me encuentro de nuevo con sus ojos que hacen que me estremezca, ella continua su trabajo sin prisas, sacándosela a veces para poder mirar lo dura que ha conseguido que se ponga, dándose golpecitos con ella en la lengua, para de nuevo volver a metérsela hasta la garganta. Los sonidos de su succión hacen que me ponga aún más cachondo, si dejo que continué me correré en su boca haciendo que se trague toda mí leche.
Deseo estar un rato más con ella y la aparto, tumbándola en el suelo y enterrando mi cara entre sus piernas, lamo el interior de sus muslos, puedo notar lo mojada que está, como necesita que pase mi lengua por su raja completamente a mi disposición, aparto las bragas con mis dientes y hasta mi nariz llega el olor de su excitación.
Comienzo a lamer lentamente, tal y como ella había hecho hacía unos minutos conmigo, su vientre se contrae, indicando cuanto le gusta sentir mi lengua en su coño, sus labios están hinchados y el clítoris es perfectamente visible, lo chupo con fuerza, haciendo que ella se contraiga aún más, mientras sigo lamiendo, introduzco varios dedos en su interior, voy metiéndolos y sacándolos aumentando el ritmo hasta notar que necesita algo más.
La coloco sobre mí, apenas noto un ligero peso, agarro sus pequeños pechos, mientras ella comienza a subir y a bajar, metiéndose toda mi polla hasta que los huevos golpean sus duras nalgas, sus ojos continúan sin apartarse de mi cara pidiendo que la dé aún más de mí, mis caderas comienzan a impulsarse haciendo que ella bote con las tremendas sacudidas a las que la someto.
La muy puta sigue imperturbable, la pongo entonces a cuatro patas y le clavo mi polla hasta que la hago jadear, estoy ya fuera de mí y agarro su pelo con fuerza, haciendo que su espalda se arquee, ella no se queja, al contrario, sus jadeos se hacen más fuertes, golpeó entonces más fuerte, haciendo que mis caderas choquen contra su culo, al que siento el deseo de azotar y marcar con mis manos.
Intento reprimir el impulso, pero cuando ella se gira y me mira, creo ver su consentimiento, la doy entonces varios azotes viendo como sus nalgas se estremecen.
La embisto entonces más profundamente, siento como ya mis huevos necesitan descargarse en su interior, penetro varias veces rápidamente aún más fuerte y dejo salir los chorros de mi frenesí.
La saco lentamente, haciéndola notar como se va quedando vacía, mi semen resbala por su culo, formando un charco entre sus rodillas.
Me gustaría poder quedarme más tiempo y pasear mi lengua por esos pezones que aún siguen erectos, pero debo volver al trabajo y ella ya se está colocando la ropa y saliendo por la puerta,
Antes de cerrarla del todo, me mira dejándome disfrutar una vez más de esos dos pozos negros que son sus ojos.

3 comentarios:

  1. me había equivocado, has retrocedido para coger carrerilla. Gracias Posedeia, éste también lo considero mío con tu permiso.

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  2. Avariciosillo/a que todavía no sé lo que eres. Venga, disfrútalo.

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  3. Pero bueno cuanto vicio,
    tendre que suavizar un poco los animos con un poema.

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