domingo, 18 de abril de 2010
A vista de pájaro
El agua caliente corre deliciosa sobre mi piel. En el cuarto contiguo puedo oír a Esteban revolviendo en los armarios, los golpes de las puertas y de los cajones al cerrarse demuestran que aún sigue enfadado por tener que ir a la boda.
Disfruto un poco más de la agradable sensación, a mí tampoco me apetece ir. Seco cuidadosamente mi piel, aspirando el aroma a chocolate de las toallas, el olor me recuerda la crema corporal de vainilla. Me recreo con ella un buen rato, masajeando todo el cuerpo, mientras me miro en el espejo.
Cuando salgo, Esteban sigue intentando domar su cabello, en cuanto logra colocar un mechón otro se revuelve desobedeciendo a su dueño. Una enorme espalda se apoya en dos robustas piernas semejantes a columnas dóricas, definitivamente no me apetece salir.
Observa mi vaporoso vestido negro silbando la melodía de Nueve semanas y media, me doy la vuelta para mostrar mi descubierta espalda, pronto sus manos están haciendo círculos alrededor de mis pezones, tensos bajo el contacto. Mi mano se coloca entre mis muslos, la piel está suave y caliente, con mis dedos me provoco un agradable cosquilleo, presiono un poco más haciendo palpitar y humedeciendo allí donde toco. Comienzo a gemir bajito, suspiro, mientras Estaban recorre con su lengua la curva de mi cuello. Su miembro presiona contra mis nalgas, deseoso de atravesar la tela del vestido.
Los pitidos de un coche nos indican que no tenemos tiempo, salgo a la terraza para indicar que ya bajamos, al inclinarme para recoger mi bolso, Esteban levanta el vestido y aparta la tirita de tela del tanga, se mueve rápida y profundamente, gruñe como un animal salvaje, separa mis nalgas para penetrar aún más. El claxón le incita a ir más rápido, agarra mi cadera y empuja enfurecido por las prisas a las que se ve sometido, suelta una de sus manos de mi cintura e introduce varios dedos de golpe en mi húmeda cueva.
Una nueva llamada, le hace levantarme casi del suelo con los empellones que me propina, sus dedos en mi interior no se quedan atrás, suelta un juramento con los continuos pitidos. No tenemos más tiempo los vecinos van a llamar a la policía como no bajemos inmediatamente.
Con el pelo revuelto, la ropa a medio colocar y más calientes que un pollo en el horno salimos del portal. Iván y Sara están dentro del coche del que siguen saliendo ruidos, los cristales tintados no permiten ver lo que sucede en su interior pero los movimientos bamboleantes que sacuden los amortiguadores no dejan lugar a dudas.
- Hay que joderse y nosotros dándonos prisa, si lo llego a saber – Esteban está tan rabioso que da unos cuantos golpes en la ventanilla.
Iván la baja aún rojo por el esfuerzo, pero sonriente, Sara se coloca el wonderbra.
Por el camino vamos los cuatro de morros, ninguno queremos ir a la boda, Iván se queja porque tenía contratado un viaje en globo y lo ha tenido que anular, menos mal que es con un amigo y no ha perdido el dinero. Veo como Esteban se endereza en su asiento, una de sus mayores fantasías es hacerlo en un globo, cabalgar en el aire, como él dice.
No sé como lo hace, pero nos convence a todos para que vayamos a dar ese paseo, Iván llama a su amigo que le dice que si nos damos prisa le encontraremos todavía, aún le queda un rato para terminar de inflar el aparato.
Cuando llegamos, ya está metido en la cesta, se extraña un poco de vernos tan elegantes pero no dice nada, lo único que comenta es que las chicas vamos a pasar un poco de frío, pero Esteban le suelta que por eso no se preocupe que ya se encargarán de darnos calor.
Los tres se echan a reír a carcajadas, cosas de hombres, está listo si se piensa que va a pillar y con compañía encima. Sara y yo nos miramos encogiendo los hombros.
El globo comienza a elevarse, Esteban me rodea con sus brazos, frotando los míos, para que no tenga frío me dice.
Noto lo excitado que está, intento no moverme para no alentarlo a más, su mano se desliza bajo la escasa tela de mi ropa interior, no puedo evitar que sienta mi humedad. Le pido que pare, pero no me hace caso, le dejo hacer esperando que se canse por mi indiferencia.
Me relajo disfrutando del paisaje, veo pasar las nubes, los pájaros… se me escapa un suspiro, su mano trabaja incansable, me muevo un poco intentando alejarme, trato de retirar su mano, consiguiendo que se introduzcan aún más sus dedos, su grueso miembro se coloca entre mis nalgas. Me giro rápidamente para empujarlo, la escena que veo me deja boquiabierta, Sara a cuatro patas disfruta de las embestidas de Ivan que al sentirse observado y ver la mano de Esteban aún en mi interior se enciende aún más, haciendo que mi amiga grite de placer.
Aprovechando mi desconcierto Esteban inclina mi espalda accediendo a mi intimidad sin problemas por lo excitada que me he puesto, al ver la gorda vara de Iván rompiendo a Sara sin ningún recato. Mi cara va a estrellarse contra el capullo rojo del dueño del globo, sin pensarlo me lo meto entero hasta la garganta, las colisiones contra mi trasero se endurecen, me agarro a los glúteos pétreos del piloto.
Escucho los gritos y jadeos de Sara al correrse, Iván continua bombeando como si se hubiese quedado pegado a ella, sin poder sacar su miembro, su cara está contraída por el placer y el esfuerzo.
La cesta se inclina peligrosamente hacia la izquierda, nos movemos un poco, para quedar de nuevo rectos, caigo sobre la espalda de Sara, mientras que Esteban se estrella contra el cuerpo se Iván.
El comandante aprovecha para cambiar de boca, Sara lo acoge cariñosa, lamiendo su tronco de arriba abajo. Esteban se incorpora y ciego por el deseo se agarra al culo de mi amiga, que lanza un berrido cuando nota la larga y dura maravilla de mi novio, que mientras agarra mis grandes senos sobando y apretando. Iván no duda ni un instante, siento en la entrada de mis labios vaginales una gruesa y dura pértiga, que se frota contra mi abertura, fuera de mí le grito que me la meta, de un tremendo empujón que me deja sin aliento la siento vibrante, abro aún más las piernas y clavando las uñas en su culo le empujo aún más dentro. Sus músculos se contraen con cada nueva penetración, los golpes brutales hacen que me corra y que grite aún más que Sara que ahora está siendo penetrada también por el piloto.
Su moreno cuerpo suda entre los dos hombres que se impulsan brutalmente a su antojo, sus ojos se quedan en blanco con el feroz orgasmo que está sufriendo.
Su figura desnuda se queda tirada en el suelo de la cesta, sufriendo las últimas contracciones, los dos hombres sin cuerpo caliente en el que introducir sus todavía enhiestas trancas se giran hacia mí que aún disfruto del incansable miembro del amigo de mi novio.
Esteban me sienta sobre él, ensartándome sin dificultad, Iván continúa sin sacar su cada vez más voluminoso aparato, los huevos ya llenos del piloto quedan sobre mi boca, que codiciosa comienza a lamerlos.
Pronto un chorro blanco cae sobre mi pecho, Sara ya recuperada se apresura a limpiar, mi cuerpo se estremece entre tanto placer, con un rugido que asusta a los pájaros que revolotean por los alrededores alcanzo un clímax que me convulsiona hasta los dedos de los pies.
Iván y Esteban aumentan los ataques, tan coordinados que me hacen pensar que nos es ni mucho menos la primera vez que se lo montan juntos, pero un nuevo orgasmo me impide pensar más sobre ello. Dos fuentes de líquido caliente se derraman a mí alrededor.
El piloto nos informa de que el viaje está llegando a su fin, nos arreglamos como podemos. Antes de irnos nos dice que volvamos cuando queramos, que por ser nosotros nos hace un precio especial, me mira directamente a los ojos mientras se acaricia la cremallera del pantalón.
Cuando subimos al coche tengo varios mensajes en el móvil, son todos de mis padres, indignados porque no haya aparecido en la boda de mi primo, les contesto diciendo que no se preocupen que el regalo de bodas que les tengo preparado va a hacer que me perdonen.
¿Quién rechazaría un viaje en globo?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Desde luego,
ResponderEliminara esas ya no les falta hacer nada en la vida ya q lo ultimo siempre es que te den por...
y montar en globo
les falta plantar el arbol.....
ResponderEliminar