sábado, 10 de abril de 2010

Homero


Continuando con mis autores favoritos hoy es el turno de Homero. Sobre su figura hay encarnizadas disputas, ni siquiera hay un acuerdo sobre su existencia. Por mi parte yo sólo diré que si creo que un único y gran escritor fue el artífice de dos obras que siglos después siguen emocionando.
Otro día hablaré de La Odisea, pero ahora es el turno de La Ilíada, el poema épico más antiguo de la literatura europea. En él se narra un episodio del mito de la guerra de Troya, la ventosa Ilión, "descubierta" por Schliemann.

Si os preguntais el por qué de las comillas es por qué nos hallamos ante una más, de las injusticias que han pasado a la historia. El autentico arqueólogo aficionado que confió sus opiniones a Schliemann, sobre el emplazamiento de Troya fue:... redoble de tambores...... FRANK CALVERT. Y ¿quien conoce su nombre? unos pocos. Espero que a partir de ahora sean unos cuantos más y que no hagamos como el indigno Heinrich olvidándo que algún día existió.

No es ahora el momento de enardecidas proclamas pro justicia histórica, pero no podía dejar al menos de reconocer los méritos del auténtico descubridor de Troya, si los aqueos de melenudas cabelleras levantasen la cabeza, aparte de darnos un susto de muerte, seguro que correrían a luchar porque se restaurase el honor y la gloria que Frank Calvert se merece.

Seguramente dirían algo así al que osase enfrentarse a ellos:

"¡Ebrio, que tienes mirada de perro y corazón de ciervo!"

"¡Rey devorador del pueblo, porque reinas entre nulidades!"

Pero antes de lanzarse a la contienda tendrían que ofrecer sacrificios a los dioses, mientras miran un amanecer...

" Igual que el voraz fuego abrasa un indescriptible bosque en las cimas de un monte, y desde lejos brilla la claridad, así desde el portentoso bronce de los que iban en marcha el luminoso fulgor ascendió por el éter y llegó al cielo"

...y consultar con los adivinos, que los olímpicos librasen a estos de dar malas noticias, sino sus soberanos les dirían:

" ¡Oh adivino de males! Jamás me has dicho nada grato: siempre los males te son gratos a tus entrañas de adivinas, pero hasta ahora ni has dicho ni cumplido una buena palabra"

Entre ruidos de armaduras gritarían a los culpables:

"...presumido, mujeriego y mirón!¡Ojalá no hubieras llegado a nacer o hubieras muerto célibe"

o

"¡Arquero, ultrajador, vanidoso por tus rizos, mirón de doncellas"

Las arengas a sus hombres se escucharían desde los campos vecinos:

"¡Adelante troyanos, domadores de caballos!¡No cedais en arrojo a los árgivos, que no es piedra su piel, ni hierro que frene el bronce, tajante de la carne, si reciben impacto!"

"Amigos, sed hombres e infundid en vuestro ánimo vergüenza de unos por otros!Acordaos cada uno también de vuestros hijos, esposas, posesiones y progenitores, tanto quienes los teneis vivos como a quienes se os han muerto. Por ellos, ya que están ausentes, yo os imploro de rodillas que sigáis firmes con denuedo y no os volváis a la huida"

Si para conseguir la victoria hay que llamar a los dioses pues se hace:

"¡Ares, Ares, estrago de mortales, manchado de crímenes, salteador de murallas"

"Zeus, padre, regidor del Ida, el más glorioso y excelso!

¡ Y tú, Sol, que todo lo observas y todo lo oyes!

¡Rios y Tierra! ¡y vosotros dos, que debajo de la tierra cobráis venganza de las fatigadas gentes que juran perjurio! ¡Sed vosotros testigos y velad por los leales juramentos!

Aunque como hombres de acción que son, tienen sus propios héroes, no iban a dejar toda la diversión a las deidades:

" ¡Laertiada, descendiente de Zeus, Ulises fecundo en ardides!

"¡Gloriosísimo Agamenón Atrida, soberano de hombres!"

"Héctor, hijo de Priamo, émulo de Zeus en ingenio"

"Aquiles, hijo de Peleo, el más sublime de los aqueos"

Mientras que no combaten se montan fiestecillas y claro, que si corro por aquí, que si clavo una lanza por allá, pues pasan estas cosas:

" ...Ayante resbaló en plena carrera - Atenea le hizo tropezar -donde había esparcidas boñigas de los mugidores bueyes sacrificados que Aquiles, de pies ligeros, había matado en honor de Patroclo. Se le llenaron la boca y las narices de boñiga de buey, mientras alzaba la cratera el muy paciente divino Ulises"

Y después a llorar:

"... Cogió con ambas manos el requemado hollín y se lo derramó sobre la cabeza, afeando su amable rostro, mientras la negra ceniza se posaba sobre su túnica de néctar. Y extendido en el polvo cuan largo era. gran espacio ocupaba y con las manos se mancillaba y mesaba los cabellos..."

Que tiempos...que hombres...Tiempos donde el valor y el honor eran algo sagrado. Hombres que sólo a los casquivanos dioses temían porque ni sus iguales, ni monstruos de siete cabezas podían con ellos. Que sus deidades protectoras los guarden en la Gloria.


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