En vista de que Ayesha y Posedeia han decidido rendir sus particulares homenajes a sus escritores favoritos, no he podido resistir la tentación de hacer lo propio.
Rabindranath Tagore nació en Calcuta el 6 de mayo de 1861 en el seno de una familia perteneciente a la casta de los brahamanes. Vivía en el Jorsanko, un magnífico palacio, con sus padres y sus trece hermanos. A pesar de estar alejado de la miseria que asolaba su pais, no tuvo una infancia feliz. La soledad le llevó a refugiarse en la lectura de los versos de Kalidasa y Jayadeva.
Desde los doce años, edad a la que que escribió su primer poema, tuvo la esperanza de convertirse en un poeta; escribo aquí algunas de sus citas que expresan por si solas que los deseos algunas veces se hacen realidad:
"Como una brisa indolente, unos dedos invisibles están tocando en mi corazón la música de las olas"
"El hecho de que exista es una sorpresa constante de lo que es la vida"
"Mi corazón estrella sus olas en la playa del mundo y escribe sobre ella con lágrimas "te quiero"
"El pájaro quisiera ser una nube. La nube quisiera ser un pájaro"
"No puedo decir por qué este corazón mío languidece en silencio. Es por cosas pequeñas que nunca pide, ni sabe, ni recuerda"
"Si no tienes hambre, no eches la culpa a la comida"
"Me sonreíste y me hablaste de cosas sin importancia, y yo sentí que había esperado tanto tiempo sólo por eso"
"Una mente aguda pero incomprensiva lo penetra todo pero no mueve nada"
"Interpretamos mal el mundo y luego decimos que nos engaña"
"Lo grande no teme ir al lado de lo pequeño. Lo mediocre se mantiene aparte"
"Que mis últimas palabras sean: confio en tu amor"
En una sociedad en la que cada vez nos encontramos más manipulados, orientando nuestros acciones y pensamientos hacia lo que es políticamente correcto, ético o bien visto, Tagore es un soplo de aire fresco que nos invita a pensar por nosotros mismos, sin cortapisas. Nos indica el camino que debemos seguir, que nos equivocamos pues hagamoslo pero al menos seamos conscientes de lo que nos ha llevado a elegir nuestro destino. No sustituyamos el objeto del deseo por el deseo del objeto, porque de lo contrario llenaremos nuestros armarios de cosas inútiles y sin sentido, pensemos de forma independiente, ya que últimamente ni hablar podemos, que no nos quiten nuestro último reducto de libertad.
Me encanta
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