jueves, 8 de abril de 2010

¡Qué tonto!


¡Qué tonto! ha dejado la camioneta abierta, será pan comido llevármela.
Hago un puente y consigo arrancar, me la llevo a un polígono donde casi todos los edificios están vacíos, es un buen sitio para esconderlo.
Cuando miro en la parte de atrás veo que hay quesos, de todas clases, una montaña de quesos redonditos y amarillos me miran.
En ese momento sufro una desilusión, pero pronto se me pasa. A venderlos se ha dicho que siempre se puede sacar algo de dinerillo con ellos.
Cojo unos cuantos y los meto en una caja que encuentro por allí tirada. Salgo a la carretera y decido hacer dedo, cuanto menos mueva el camioneto mucho mejor.
Aunque más que hacer autostop parezco un molino de viento, moviendo los brazos. Estoy tan nervioso, tengo prisa por venderlos rápido y poder comprar la dosis, soy incapaz de mantener la calma.
Primera tanda vendida, vuelvo a por más, ya me queda menos para conseguir el money que necesito.
Me río yo solo, pensando en lo listo que he sido en dejar en el polígono mi conquistado alijo de ingresos.
Tan solo me quedan un par de piezas, para tener la segunda tanda vendida. Se acerca un hombre, me pregunta que si no he echado nada en falta.
Le miro sorprendido. Ahora entiendo, quiere comprar un queso y no sabe como pedirlo. Se lo ofrezco yo para que no le de vergüenza y así no entablar más conversación de la necesaria.
El deniega el queso. Dice que es curioso porque ha encontrado algo en un vehículo y que está completamente seguro que es mío.
Me está agobiando con tanta charla y le mando a tomar por el culo, con todas las letras y vocalizando lo mejor que puedo, pues mi mono va en aumento. Me doy media vuelta, dándole la espalda para seguir con mi negocio.
Él me sujeta con fuerza por el brazo, haciendo que la caja con los pocos quesos que quedaban fuera a parar al suelo. Enfadado intento soltarme al tiempo que le propino un puñetazo, que esquiva sin esfuerzo.
El tipo es fuerte y no consigo zafarme, me mira muy serio y comienza a decir:
- “Quedas arrestado por robar una furgoneta llena de quesos, agresión a un agente de policía y por ser el ladrón más tonto de la historia. Has dejado el carnet de identidad en el vehículo robado y para colmo lo has aparcado delante del almacén de los quesos, frente a las cámaras de seguridad”
Con las esposas puestas, me lleva al coche patrulla, colocando la caja con los quesos al lado mío, conduce hacia la comisaría, pero eso es lo que menos me importa, así que le pregunto:
- “¿Puede parar aquí un momento para comprar mi dosis, antes de que me de el mono fuerte?”

2 comentarios:

  1. jo chaaacho, dame un queso pa mis cuatro churumbeles

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  2. Se ma hace la boca agua con tanto queso ahora que estoy a regimen

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