lunes, 12 de abril de 2010

Demencia


En la cocina. Preparando la comida, la música tan alta como permite la rueda del volumen, haciendo algún paso de baile de vez en cuando.
De repente una sombra pasa veloz por la puerta abierta. Me asomo, no veo a nadie.
La música se para a mitad de la canción, continuo mi inspección por la casa. Estoy sola, compruebo puertas y ventanas. Nada, todo cerrado.
- Habrá sido al moverme – pienso
La música comienza a sonar, pero la voz no es de quien debería, la melodía es la de Las Supremas de Mostotes “Eres un enfermo” , la voz sin embargo es la de un hombre que dice:
- La comida se te quema
La comida se te quema
Corro hasta la cocina y retiro la cazuela del fuego, la voz tenía razón.
Empiezo a gritar los nombres de los habitantes de la casa, aunque sé que están todos en su lugar de trabajo o estudio.
Sigo sola.
Otra vez la sombra, ahora pasa más cerca de mi espalda, me empieza a recorrer un escalofrío que se ramificada a todos los miembros de mi cuerpo.
La música se ha vuelto a parar. De un manotazo tiro el aparato al suelo, arranco el cable y lo hago añicos.
Me agacho a recoger los trozos dispersos, veo que hay pequeños charcos de agua por el pasillo, parecen huellas de alguien mojado. Se oye ruido de goma al pisar.
Registro de nuevo la casa, todo sigue igual, menos la cama, está mojada. Salgo al pasillo y el agua ya no está.
Mi corazón se acelera, va tan rápido que parece que se va a salir, la respiración entrecortada y rápida. Las piernas no me responden, no puedo mantenerme en pie, necesito sentarme
- No lo hagas o me harás compañía
Otra vez esa voz que salía del aparato de música, me estoy volviendo loca, está roto.
Casi sin fuerzas cojo un martillo, doy golpes hasta que ya no queda nada, pero la voz sigue sonando
- Busca y busca y no me encontrarás, aquí y allí, en todos los sitios estoy
Me duele el pecho, la cabeza me da vueltas, en la nuca noto un viento gélido, alguien me sopla.
Es tan frío que se me hiela la sangre.
Delante del espejo veo un rostro, no es el mío. Su cara está pálida, los ojos hundidos, la boca desdentada. Está completamente empapado. Me mira fijamente sonriendo, no me veo, sólo al ser
¿ y yo? ¿dónde estoy?¿ soy un vampiro? ¿por qué no me veo?
Detrás de mí no hay nadie, ya no hay reflejo, algo se mueve pero continuo sola. Otra vez siento el aire helado, esta vez más fuerte, es distinto.
Noto que algo toca mi cara, no puedo moverme, los pies están pegados al suelo.
Algo me roza, baja por mi pelo hasta mi espalda, recorre todo mi cuerpo, miro de reojo, es la sombra, me está sonriendo. Me sujeta, me gira con fuerza. No hay rostro.
En mis manos empiezo a sentir calor, que sensación tan agradable, la sombra se ha ido ahora difumino un rostro, uno de dolor ¿lo conozco? ¿éste ser lo conozco?
Miro al suelo, está pintado de rojo muy intenso, no hay brocha pero el color se extiende por toda la superficie. Una voz me pregunta
- ¿Por qué?
Lo miro es extraño, tiene en su estómago un cuchillo clavado, es de ahí de donde sale la pintura. Se lo arranco de su cuerpo y un gran chorro me salpica
- Pero ¿qué haces? Me has manchado
Se lo vuelvo a poner para que deje de mancharme, esta vez se lo aprieto con más fuerza.
Voy al baño y me meto en la ducha. Al salir ya no hay cara pálida en el espejo, solo yo bella y joven, en el pasillo veo el cuerpo inerte de mi amor, a su lado la figura de un hombre mojado riéndose de mí.

2 comentarios:

  1. Que paranoia,
    que miedo da,
    esta genial el ambiente que creas.
    De Ayesha

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  2. que bueno es esto..ummm...compartelo.......

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